Detesto el pensamiento de rebaño.

Hace miles de años, cuando aún vivía con mi familia, tuve que tomar una decisión: o seguía mi propio camino o me iba al cementerio con ellos.

No pensábamos igual. No veíamos las amenazas y las bondades de la vida bajo la misma lente.

Mi piel a prueba de agua me protege al momento de probar cosas nuevas.

Los cambios que hice me han ayudado a ver el surgimiento de nuevas formas de vida.

Las osamentas de mi seres queridos yacen bajo capas de tierra. Los que han sido rescatados de su sepultura muestran el sendero que recorrí para llegar al presente.