Mark, Hilde, Saskia y Heide Marie era cuatro primos que vivían en la casa de la fallecida madre de Saskia. El lugar era grande y viejo. Al haber nacido y crecido en él, conocían cada espacio y lo poco que había cambiado a lo largo de los años.

Ellos formaban un pequeño núcleo familiar. No tenían parientes cercanos y sus hermanos murieron antes de alcanzar la edad adulta por lo que la casa se fue quedando vacía y silenciosa.

Los primos se habían acostumbrado a las ausencias de sus progenitores, abuelo y compañeros de infancia. Algo que les dolió y terminó de rematar la sensación de soledad fue el rechazo de la sociedad. Tanto las mujeres como el único hombre de la casa se enamoraron e intentaron iniciar relaciones con otras personas, pero, al descubrir su situación socio-económica -la cual no podían ocultar ya que por la calidad de la ropa esto salía a relucir- las sonrisas, buenos tratos y el flirteo se desvanecían.

Al principio cada uno vivía sus malas experiencias de forma individual hasta que Heide Marie se deprimió e hizo una escena en la cocina mientras Hilde hacía el almuerzo. Saskia y Mark recién llegaban del mercado y escucharon la causa del llanto de su prima. Pocos minutos después, los cuatro estaban en la misma sintonía. Mientras bebían y comía, soltaron todo el dolor que sentían.

Los días siguientes los ánimos no mejoraron. Las chicas empezaron a mirar a los hombres con fastidio y desdén. También dejaron de participar de las conversaciones y los chismes de comadres con las compañeras del trabajo y las vecinas.
Mark dejó de ser amable con las mujeres. Su corazón se encogió para amar sólo a sus primas. le pasaba por encima a todas las demás mujeres.

Una madrugada, Hilde se había levantado antes del amanecer para preparar la comida de sus primos y arreglar todo antes de que el día empezara. Mientras menaba el puchero, vio algo por el rabillo del ojo. Volteó sin dejar de cocinar y, a no ver nada, siguió con sus tareas.

Con el paso de laos días, los cuatro primos notaron que las cosas de uso personal y común no estaban en sus lugares correspondientes. Se preguntaban quién y para qué cambiaban las cosas de su sitio. Al no obtener respuestas, seguían con sus deberes hasta volver a molestarse por objetos perdidos.

Una tarde de domingo, Mark gritó y sus primas fueron a ver qué pasaba. El hombre estaba mirando hacia una esquina claramente espantado. Las mujeres dirigieron su mirada en esa dirección y descubrieron qué era la causa del terror:

Una figura humanoide levitaba y les devolvía la mirada. Heide Marie notaba que el espectro tenía la misma sensación de tristeza y dolor que la habitaba a ella y a sus primos. Esto la hacía pensar que el fantasma estaba ahí por compartir las mismas emociones que ellos.