La plegaria de María

¡Hola estimados amigos!

Gracias de nuevo por la oportunidad de participar en esta dinámica moderada por @solperez en su semana 39 , inspirada en la pintura “Agar en el desierto” del artista Jean Camille Corot. Espero que puedan disfrutarlo.

_{Jean Camille Corot -1.796/1.875. Diseño en canva con fuente del concurso}
María era una joven madre que viajaba con su hijo de doce años por el desierto en busca de un mejor futuro, un mundo inhóspito que obligaba al éxodo. El desierto es un lugar sereno pero hostil, sin embargo no dejaba de tener muchos riesgos.

Después de un largo día de travesía, la diligencia se había detenido y se oían voces imperativas de hombres en manada que rebasaban en número cualquier resistencia. El carruaje se balanceaba por el movimiento de los malhechores saqueando sus pertenencias. En un instante se abría la puerta del carruaje cuando, al mismo tiempo, unos hombres le ordenaban salir, despojándolos de sus pocas pertenencias de valor.

Los ladrones habían emboscado la diligencia fuertemente armados y en gran número, haciendo huir a los hombres de la diligencia como grandes cobardes. María y su hijo habían quedado desamparados pues los ladrones se llevaron todo dejándolos a su suerte.

Sólo habían dejado un caballo que se encontraba herido por el roce de una bala, era el único medio de transporte con el que contaban. María y su hijo lo montaron para avanzar pero sin destino cierto, pues estaba perdida en la inmensidad del desierto.

Guiados por el instinto del animal acostumbrado a la ruta, viajaron unas horas bajo el inclemente sol, pero la herida del caballo comenzaba a mermar su vida, colapsando al poco tiempo. Sin embargo, María y su hijo continuaron a pie esa ruta y lograron llegar a un pequeño refugio enrocado que suplía algo de sombra.

Agotado y sediento, su hijo cayó tendido encendiendo las alarmas de una madre angustiada y que hacía una plegaria con una mano en su cabeza y la otra extendida al firmamento. Pasaron la noche en aquel lugar, sólo con la fuerza de la fe de sus plegarias que se sentían como los murmullos del viento en la gélida noche iluminada por la Luna.

_{"Agar en el desierto"- Jean Camille Corot en 1.835. Fuente.}
María, ya rendida en sus funciones físicas, refrescaba en su mente sus oraciones suplicando misericordia al Sol para que no les consumiera sus vidas. Su hijo apenas balbuceaba la palabra “agua”, María se rinde ante su petición, sus fuerzas sólo le permiten darle consuelo en sus brazos al único ser que trajo a la vida y que esperaba su desenlace final.

En aquella escena sólo quedaba María abrazando a su hijo, ambos dormidos e inconscientes. María comenzó a sentir una corriente milagrosa como un sueño donde se encontraba su hijo sonriéndole y muy feliz, ella sintió una gran paz al verlo a salvo y sentía también una gran felicidad porque había dado todo por él, que su vida no había sido en vano.

María comenzó a ver una luz que encandilaba sus ojos y sentía en su rostro una inusitada y sensacional frescura que le reanimaba indeteniblemente. Su hijo le irrigaba con agua su rostro y le llamaba insistentemente, saliendo de aquel sueño profundo en los límites entre la vida y la muerte.

Recobrando la conciencia, ella entendió que habían sido rescatados por los hombres que habían huido tras el asalto, pues estuvieron buscándolos por varios días. Esos hombres habían tenido pesadillas cada noche oyendo las plegarias de María y sintieron que debían volver por ellos de alguna manera, algo les decía que aún estaban vivos.

Los caminos del Señor son misteriosos, esos hombres habían encontrado a Dios en aquella plegaria y solo su divina gracia les enseñaría el camino de la rectificación y la misericordia.

• Invito a participar a: @oneidaa, @patjewell, @jobreyes24
• Información del concurso en el siguiente enlace

Te invito a conocerme a través de mi presentación del logro 1.

¡Muchas gracias por su visita!