Esta es mi participación simbólica en el concurso de @solperez, Concurso de Arte y Escritura #130

Invito a participar a: @joan-na, @zorajaime y @nayita238

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Milagros de los miércoles

Pedro sintió que a lo lejos se acercaba el tren, como cada miércoles esperaba que esto sucediera con la esperanza de que llegara Milagros.

Ella había partido llena de ilusión tiempo atrás y le había prometido que regresaría, solo iba a visitar a su madrina y a conocer la ciudad.

Nunca antes había salido del pueblo, pero le gustaba ir los miércoles a la estación y esperar junto a Pedro que el tren se detuviera y bajaran los pasajeros. Se notaba cuando eran de la ciudad, olían diferente, y sus ropajes parecían deslumbrar por su blancura, en combinación con los elegantes sombreros.

A Adriana le brillaban los ojos y él podía sentir su emoción. Lamentaba no poder acompañarla a la ciudad, pues era responsable de la estación a tiempo completo.

Este miércoles mientras el tren se acercaba sentía el palpitar en su pecho, esta vez sí. Lo presentía. A pesar de que otros miércoles había sentido que podía suceder y luego había vuelto a quedar en compañía de su soledad.

Comenzaron a descender los pasajeros, uno tras otro con sus bolsos y paraguas.

Una dama muy erguida con un traje blanco y pamela le recordó a los días cuando Adriana iba a admirar a las señoras cuando llegaba el tren. Esta llevaba de la mano a un niño de cada lado.

Pablo sintió una opresión en el pecho, su presentimiento se estaba cumpliendo, pero no entendía la situación. Ella lo miraba todavía con mucha distancia de por medio, sin bajar la cabeza ni rehuir su mirada.

Tiempo atrás cuando partió era apenas una jovencita con la sonrisa siempre en sus labios. Siete años ya, habían transcurrido y jamás dejo de esperar que ocurriera lo que esperaba cada miércoles.

Milagros se acercó a Pablo y le presentó a sus hijos, le dijo que su madrina había muerto y su marido se había marchado en un barco a faenar y nunca más volvió. ¿Por cierto Pablo, te gusta mi vestido blanco? Preguntó mientras se reflejaba en sus ojos llenos de tristeza y decepción.