Si partimos del hecho de que un "Sismo" es un acontecimiento (movimiento) repentino de tierra, lo cual significa que nadie espera, siento que cuando algo con esa característica sucede, pocas personas podrían asegurar estar realmente preparadas.

Yo recuerdo oír decir a mi abuela , cumanesa de nacimiento, que ella se había mudado a la Guaira porque en Cumaná temblaba todos los días y que lo que ocurría era que no toda la gente podía sentirlo. Yo como era aún muy pequeña, no puse mayor atención a sus palabras; sin embargo, hoy día viviendo en Cumaná puedo entender lo que mi abuela decía en su momento. Además de sentir muchas veces pequeños movimientos o vibraciones, también me alegro cuando ello ocurre porque siempre es mejor que la tierra mediante pequeños movimientos vaya liberando energía a que lo haga de golpe y porrazo con toda la energía acumulada traducida en terremoto.

Ahora, tomando en consideración el tema que nos propone la amiga @genomil siento que puedo decir, sin mucho rodeo que ninguno está preparado para un sismo. En el colegio donde trabajé, anualmente, por las razones antes mencionadas, nos visitaba algún representante de los bomberos o protección civil y brindaba charlas informativas relacionadas con este tema y siempre terminábamos haciendo un simulacro y en uno de estos ejercicios, muchas de las personas que habían estado prestando atención al taller, al escuchar el grito de "TERREMOTO", lo primero que hacían era correr, otros se metían debajo de una mesa, tras sacar o empujar a otro.

En los Estados Unidos, a pesar de que tienen cultura de prevención de desastres naturales, cuando estos ocurren vemos que a pesar de ya conocen el protocolo, las casas tienen (la mayoría de los caos)un refugio de resguardo y hasta tienen la temporada de los eventos naturales, el resultado casi siempre es el mismo, devastador. Desde mi perspectiva siento que que es porque se puede prever el evento pero la magnitud con la que llegue y la resistencia de lo que se encuentre a su paso, además de la reacción de las personas en medio del desastre es poco previsible.

Como seres humanos, cuando vemos o sentimos cosas como estas, a la mayoría de nosotros nos atacan los nervios y bajo esa influencia actuamos, algunos de manera sensata y otros bien alejados de ella. Siento que en estos casos, a pesar de los nervios, es necesario guardar la calma y es precisamente allí donde se falla.