El jinete llegó de improviso, como si de un rayo se tratara. Venía armado con un machete afilado y traía consigo a un par de furiosos canes que de inmediato se le echaron encima a la mujer que estaba en pelota, y uno de ellos le agarró una nalga con sus enormes fauces, mordiéndola como si se tratara de una manzana.

• ¡Suéltala ya, Firulais! -le ordenó el jinete al perro-. Ah, es la hija de doña Petrica. Si no fuera por eso, hubiera dejado que Firulais le hubiese comido toda la nalga.

• ¡Ay, Diosito! -se quejó la chica-. Creo que ese animal me clavó los colmillos.

• Bueno, mijita. Deja ya de chillar y ponte la ropa -dijo el recién llegado.

• Primero mueva el caballo, porque está parado sobre mi vestido -respondió la joven.

• Y usted quién se ha creído -le reclamó el jinete al amante-. Hay sitios mejores que un conuco adonde usted puede llevar a su pareja.

• Ajá. ¿Qué quiere usted? ¿Qué la lleve a un hotel 5 estrellas? Como está la situación para andar inventando.

• Usted puede ir adonde usted quiera, pero no tiene que estar metiéndose en mi propiedad y empavándome la plantación.

• Más que plantación lo que usted tiene aquí es monte parejo y unas 3 maticas de topocho. Gran cosota.

• Deje ya de ofender, caballero, y váyase antes de que me anime a usar el machete y lo deje sin cabeza.

• Ay, sí. Mira cómo tiemblo. Sí, ya. Me fui de regreso con la cabeza en las manos. Atrévase usted a tocarme para que conozca lo que es un luchador de kung fú.

• Cállate ya, Macario -le dijo la chica al amante-. No seas tan gafo. Larguémonos de aquí, porque pescuezo no retoña.

• Debería darte pena, muchacha -dijo el jinete-. Revolcándote en el monte con un desconocido. Y pensar que mi hijo te tenía el ojo puesto.

• Bien lejos con su hijo -replicó la joven-. Aparte de que es un mariguanero acabado, toda la comarca está enterada de que su hijo juega también para los dos equipos.

_{Invitación: @sabrip, @almacaridad, @samantha10}