El día de hoy comenzó muy temprano, eran las 05:00a.m. cuando me desperté. Normalmente me levanto 45 minutos después, pero el plan de la mañana ameritaba robarme esos minutos de sueño para salir más temprano de la casa. El plan era ir a que me colocaran la segunda dosis de la vacuna anticovid. Habían pasado ya 22 días desde que me pusieron la primera. Tuve suerte de que el mismo día que me tocaba la segunda dosis había vacunas.

Para todos los venezolanos no es un secreto que los planes de vacunación han tenido sus fallas. Si no eres de Venezuela te lo resumo: hasta la fecha solo han llegado vacunas provenientes de Rusia y china. Las del país europeo llegaron en pocas cantidades y no volvieron más, por lo que muchas personas quedaron a la espera de la segunda dosis. Y con respecto a las traídas desde china, han sido más constantes, aunque no todos los días de la semana hay; otros días solo hay primera dosis, y otros solamente segunda dosis. Por eso resalto el hecho de que el día que tocaba, o sea hoy, si hubo vacunas de segunda dosis y no tuve que esperar más días de los estipulados.

No pude tomar fotos del proceso de vacunación pues mi cámara estaba descargada. Pero les cuento: llegué a eso de las 07:00am al centro que me correspondía, había una lista para anotarse y me tocó el #34, no estaba tan lejos. Lamentablemente, el proceso comenzó muy tarde, aunque las vacunas ya se encontraban en el sitio las enfermeras capacitadas no habían hecho acto de presencia. Eran casi las 10:00am cuando la fila comenzó a avanzar.

Salí del sitio exactamente una hora después. Según un muchacho que organizaba la lentitud se debió a fallas en el sistema de registro (palabras muy conocidas también para todos los venezolanos). Cuando me tocó entrar todo fue muy rápido, la puyita en el brazo y listo.

Luego de eso bajé a mi trabajo por un rato y después a mi casa a descansar. La única molestia que sentí con la primera dosis, y ahora con la segunda, ha sido el dolor del brazo vacunado, aunque esta vez el dolor ha sido más intenso.

Me siento muy tranquila porque ya cuento con una protección más contra esta pandemia que nos ha cambiado tanto la vida. Y tranquila también por mis familiares que casi todos han podido colocarse la vacuna, aunque nos tardemos horas en las filas.

Mientras esperaba mi turno para vacunarme escuché a una señora que decía: “Como son las cosas, aquí madrugamos y hacemos cola para poder vacunarnos, mientras que en otros países le ruegan a la gente para que se vaya a vacunar”.