Leer hace bien 18va Semana por @cruzamilcar63

Aquí me encuentro, de nuevo, con mi selección de lecturas para compartirlas con ustedes, con el propósito de que las aborden con el entusiasmo que nos caracteriza. Son tres publicaciones en las que sus creadores vertieron el intelecto creativo que forma parte de nuestra inquieta y audaz naturaleza.

En esta publicación, @esteliopadilla nos invita a conocer el Joropo Oriental Sucrense (JOSU), una manifestación de este género musical venezolano que es oriunda de estos pintorescos parajes orientales. El autor hace hincapié en que, en la medida en que conozcamos mejor esta expresión cultural, comprenderemos también, en toda su dimensión, las particularidades del sucrense que comulga con su entorno y hace suyo todo el espectro existencial para condensarlo en una identidad que forma parte de su orgulloso ser. El JOSU, de acuerdo con lo que expresa @esteliopdilla, es una manera de vivir, de sentir el mundo para traducirlo a través de la música y los versos que vierten todo ese caudal de vivencias en un encantamiento artístico que pondera las destrezas creativas de los improvisadores y compositores, mientras que induce a los espectadores a disfrutar del sentido de la letra al mismo tiempo que deslizan sus pies con un baile que tiene aires imperecederos.

Debido a que se trata de una expresión que se encuentra sumergida en cada resquicio del componente humano del sucrense que lo practica, el autor lo ha llamado el Homo joropus, con el fin de ubicarlo dentro de una categoría antropológica especial; porque se trata de un individuo que no renuncia a sus costumbres, que busca mantener intacto su legado dentro de la efervescente dinámica de la realidad actual.

Ya el título nos ofrece una idea del problema que @lisimar aborda en esta magnífica publicación: el embarazo en niñas que cuentan, apenas, con trece o catorce años de edad. La autora refiere, con un estilo claro y directo, los inconvenientes de un proceso y un resultado para los que una adolescente no puede jamás estar preparada. Además de la responsabilidad inmensa que implica el hecho de concebir un hijo que comenzará a gestarse dentro de un cuerpo que apenas ha comenzado a desarrollarse, también se encuentran las manifestaciones sicológicas de una futura madre que rechaza esa condición apresurada en el devenir de su existencia. Es por ello que @lisimar insiste en que la comunicación de los padres con los hijos, desde una edad bien temprana, debe ser una prioridad. Es imprescindible educarlos sobre sexualidad y otros temas para que tengan conciencia de sus actos y no vayan, a la ligera, experimentando todo aquello que les parece atractivo.

Para ejemplificar mejor sobre el tema, la autora relata una experiencia directa, en la oportunidad en que fue a dar a luz su bebé, con una niña de doce años. Lo que conversa con ella, sus confesiones, su actitud ante el hecho incuestionable de que es madre… todo lo que nos relata es un testimonio de asombro para cualquier individuo socialmente responsable. La publicación culmina haciendo de nuevo hincapié en el papel de la familia para evitar estos percances y en lo poco que se hace en la escuela para concientizar a nuestros jóvenes.

@lecumberre es un poeta enamorado de la rima consonante y del verso sujeto a la medida. En esta comunidad hemos leído sus creaciones expresadas a través de diferentes tipos de estrofa: tercetos, quintillas, décimas, sextinas, y en todas ellas se desenvuelve como un verdadero maestro. En esta oportunidad, nos encontramos con un soneto muy bien logrado, titulado “Vida en mi pueblo”.

Estructuralmente, el soneto es una composición formada por dos cuartetos y dos tercetos, de versos endecasílabos (once sílabas métricas), con la siguiente fórmula (esta puede variar en otras expresiones del mismo tipo): ABAB – ABAB – CCD – EED.

En cuanto al contenido, el autor nos presenta el tema de la pobreza que se lleva con el orgullo de las personas que, a pesar de sus limitaciones, no sucumben a las tentaciones transgresoras de las buenas costumbres ni a las actitudes fatalistas. Desde los dos primeros versos del poema, marca los lineamientos esenciales por donde discurrirá su sentido integral: “Mi casa es lugar donde la pobreza/ tiene como valor la honestidad…” Dentro de esa misma perspectiva, hace alusión más adelante a la ausencia de bienes materiales en el hogar para luego reiterar los valores morales y espirituales que reinan en el humilde entorno, donde no puede faltar, por supuesto, las preciosas enseñanzas de Dios. Cuando comienza el primer terceto, en el momento en que el poema comienza a deslizarse hacia el final, el poeta cambia el escenario, de la intimidad del hogar se traslada al pueblo para dibujar, en breves pinceladas, sus calles asediadas por un alegórico aguacero, un simbólico diluvio que es incapaz de arrebatarle el pan de cada día.