He admirado la obra de Frida Kahlo, sus frases y creatividad para sus autorretratos en diferentes escenarios, tanto que hice una acuarela y otros dibujos hace algún tiempo.

Tengo una pelea casada con el día de la mujer, lo que me ha traído algunas controversias con amigos y familiares desde hace mucho tiempo y esta obra de Frida me va a permitir por enésima vez dar mi punto de vista.

Estoy muy feliz de ser mujer, creo que Dios me privilegió con ello porque también me dio la maternidad que en mi caso, me complementa y me llena. Estoy satisfecha con ser madre, me gusta serlo, disfruto del mote de «mamá gallina» y tal como lo he vivido y vivo me hace sentir bien.

La maternidad no me privó de ser, crecer, cumplir mis aspiraciones profesionales y he podido romper convencionalismos y asumir mi vida sin acogerme a presiones externas de ningún tipo. La sociedad no influye en mi toma de decisiones.

Me gusta la dualidad de este cuadro, «Las dos Fridas» porque me permite pensar en las dos Marías, la apaciguadora y la irreverente; la callada y la locuaz; la pasiva y la activa y así indefinidamente, pero siempre unidas por la fuerza del corazón. Pero volviendo al tema de la mujer y sin quitarle peso a las razones que dieron origen a su día, no puedo evitar pensar en los 364 que tiene el hombre.

Luego de las flores, la música, el restaurant y los chocolates continuará la semana donde la mujer seguirá siendo usada, manejada, manipulada y sobre todo juzgada por los mismos que la homenajearon. Aclaro que no se trata de una postura feminista, no estoy de acuerdo con establecer igualdades a ultranza, porque simplemente somos diferentes.

Cuestiono el empeño en competir y probar que se puede o no hacer algo a la par del hombre, ya la necesidad de evidenciarlo parte de la creencia de que no podemos y hay en ello una posición de desventaja para la mujer. Ser capaz de cargar otro ser en el vientre establece una gran diferencia, pero también lo hace el poder hacer muchas cosas a la vez sin descuidar ninguna de ellas o la organización social que pueden mantener.

Son muchas las mujeres que destacan por desarrollar un arte, una profesión, un conocimiento o una habilidad, pero también son muchas las que aún siguen sometidas y doblegadas en su dignidad y muchos discursos donde se nota la supremacía masculina.

Fuente

Frida incursiona por su propia pasión en terrenos vedados y deja una huella de fortaleza aún dentro de su fragilidad que habla bien de esa ambivalencia que tenemos las mujeres.