Saludos...

_{Fotografía: @oacevedo}

En mis años mozos y como hijo de la gran ciudad, mi familia de origen de campo, decidió que ya era el momento para conocer las tierras de mi madre a través del Potrero de tío Manén, sitio en las inmediaciones de Paracotos. Allí no había luz eléctrica, todo el lugar se alumbraba con lámparas de kerosen y alguna que otra vela montadas en platos o candeleros que tenían las huellas de las muchas velas que se consumieron encima de ellas,... y toco dormir temprano para madrugar.

Cuando el sueño estaba en lo más sabroso, me despiertan: –“Vamos muchacho levántate”, es el momento de saber vivir, salió de la boca del Tío Manén. Mi sorpresa fue escuchar música criolla, en un viejo radio activado con una batería ambos de carro. En el potrero uno de los primos grandes junto a Tío Manén, ya habían comenzado con el ordeño.
La parte de la experiencia que como niño me sorprendió, fue ver que solo había una vaca en el potrero y que hablaban de la gran cantidad de vacas y de leche que se obtendría y las horas que eso llevaría. Mi sorpresa mayor fue cuando el tío, al ir terminando con el ordeño de la de turno, comenzó a cantar un llamado: “Azucenaa, Azucenaaa, Azucenaaaa” y a lo lejos se escucha el mugido de la vaca que comienza a caminar al potrero para su turno de ser ordeñada, no había que sabanearla, y así a todas las demás.

Que poco sabía de mis raíces y lo mucho que tendría que aprender, y sentir el orgullo de ser Venezolano solo por esa experiencia tan sencilla que alimentó a tantos en la familia, durante muchos años.

Gracias @oacevedo por esta convocatoria, ¡que viaje he realizado!.... Gracias por leerme.