No es simple explicar la intensa conexión que podemos hacer con la naturaleza. Para mí, la observación de los seres que crecen de la tierra ha sido sanadora y ha constituido un puente exterior para volver a conectarme conmigo misma. Pronto debo dejar la casa donde habita el viejo árbol de bayrum a quien dedico mi poema. Nuestra amistad ha sido demasiado corta. Quise rendirle homenaje en la oportunidad que abre @evagavilan en la primera edición de su Concurso Siente la Naturaleza (pincha para ver las bases).
Mi bayrum tiene unos setenta años en el mundo. Sus hojas y corteza son aromáticas, de intensidad mentolada. Sus semillas son picantes. En la tierra de mi padre, en el Golfo de Paria, hacen infusiones con las hojas de este árbol y, a veces, le agregan leche. Alivia la congestión nasal y las molestias respiratorias. En mi ciudad quedan muy pocos de ellos.
En esta primera edición @evagavilan nos pide que hagamos la fotografía de un árbol y nos expresemos sobre él en un texto literario o reflexivo. Una propuesta realmente bella. Y escribirlo ha sido una experiencia muy cálida, que me permite despedirme de mi amigo con dignidad y amor.

Todas las fotos fueron hechas con mi celular LGPhoenix3 y editadas en PhotoShop.