The one who sincerely repents of his sins and embraces the path of conversion in Christ Jesus, must do so with the total conviction that his sins will be truly forgiven by the grace of God, that the repentant must never doubt and the convert in Christ, then, would be to doubt God and His mercy. In Christ we are touched by the grace and mercy of the Eternal Father, in Him, redemption is a fact that transforms life and allows the lost by sin to find the path of purity and true happiness, the path of holiness (Ephesians 2, 4-5).

  Some converts, even after repentance and redemption in Christ, fall into doubt or into the temptation to think that perhaps his sins were not forgiven; that all that about the forgiveness of sins is an invention ... Those who allow themselves to be deceived by this trick of the enemy are attacked by strong remorse, feelings of guilt and outbursts of sadness. In these cases it is necessary to turn to prayer and deliberately ignore all those doubting thoughts that are truly fruitless and that come from the enemy; The accuser only wants to see us destroyed, demoralized, sad, hopeless, full of hatred and separated from God's mercy by deception, by doubt.

  A life without faith is a life marked, among other things, by mistrust and hopelessness. Let us trust in Jesus, in his Words of life and in the power that He has to forgive sins (Lk 5:24), let us not doubt the mercy of God which is a gift of love for the salvation of souls. Let us rest in the certainty that the Lord, having forgiven our transgressions, blots them out and never reminds us of them again (Isaiah 43, 25). For the rest, let us be faithful to the Lord and to the purpose of holiness in Christ Jesus.

  May the Holy Spirit inspire in us all the good that can come from Him. Amen.

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SPANISH VERSION

  El que se arrepiente sinceramente de sus pecados y abraza sin rodeos el camino de la conversión en Cristo Jesús, debe hacerlo con la total convicción de que sus pecados le serán verdaderamente perdonados por la gracia de Dios, de eso no debe dudar nunca el arrepentido y el converso en Cristo pues, sería dudar de Dios y de Su misericordia. En Cristo somos tocados por la gracia y por la misericordia del Padre Eterno, en Él, la redención es un hecho que transforma la vida y le permite al extraviado por el pecado, encontrar el camino de la pureza y de la felicidad verdadera, el camino de la santidad (Efesios 2, 4-5).

  Algunos conversos, aun después después arrepentidos y redimidos en Cristo, caen en la duda o en la tentación de pensar que tal vez sus pecados no fueron perdonados; que todo eso del perdón de los pecados es un invento... Los que se dejan engañar por esta artimaña del enemigo son atacados por fuertes remordimientos, sentimientos de culpa y arrebatos de tristeza. En estos casos es necesario volverse a la oración e ignorar deliberadamente todos esos pensamientos de duda que son verdaderamente infructuosos y que vienen del enemigo; el acusador sólo quiere vernos destruidos, desmoralizados, tristes, desesperanzados, llenos de odio y alejados de la misericordia de Dios por el engaño, por la duda.

  Una vida sin fe, es una vida signada, entre otras cosas, por la desconfianza y la desesperanza. Confiemos en Jesús, en Sus Palabras de vida y en el poder que Él tiene para perdonar los pecados (Lc 5, 24), no dudemos de la misericordia de Dios que es un regalo de amor para la salvación de las almas. Descansemos en la certeza de que el Señor, habiendo perdonado nuestras transgresiones, las borra y más nunca nos las recuerda (Isaías 43, 25). Por lo demás, seamos fieles al Señor y al propósito de santidad en Cristo Jesús.

  Que el Espíritu Santo inspire en nosotros todo lo bueno que de Él puede proceder. Amén.

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