Faith and handling of emotions
Cease from anger, and forsake wrath:
Fret not thyself, it tendeth only to evil-doing. (Psalm 37, 8)
Good judgment is clouded when anger beats us. This verse is part of a psalm that invites us not to get discouraged and not to lose control when we go through difficult times. People who, when going through adverse or uncomfortable circumstances, are easily frustrated, will be more likely to get discouraged or angry; The consequences of these moods and outbursts can be truly disastrous and cause emotional, and in some cases, physical injury.
The knowledge and management of one's own emotions will be determining factors of our happiness. Being governed by emotions, the individual will make much of his decisions based on these and not based on sound reason. Emotions can not only influence our decision making but will also affect what we think, what we say and what we do.
This verse from Psalm 37 exhorts us to manage our emotions with intelligence, abandoning all feelings of anger and all rancor or impulse that leads us to do wrong. In conclusion, he exhorts us not to let ourselves be governed by negative emotions that can only bring pain, misfortune and suffering.
Faith in Jesus and following his commands (Mt 23, 37-39) play a very important role in managing the emotions of the believer. The one who truly trusts in God will be able to find peace in the midst of the storm, calm in the midst of despair, hope in the midst of the desert, and will be able to love to the extreme of loving his enemy and blessing those who hate him ( Mt 5, 43-44). Therefore, it will not be unreasonable to think that the greater the faith and knowledge of the Word of God, the greater and better the emotional intelligence of the believer.
May the Holy Spirit inspire in us all the good that comes from Him. Amen.
SPANISH VERSION
Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. (Salmo 37, 8)
El buen juicio se nubla cuando la ira nos gana. Este versículo forma parte de un salmo que nos invita a no desanimarnos y a no perder el control cuando atravesemos por momentos de dificultad. Las personas que, al pasar por circunstancias adversas o incómodas, se frustran con facilidad, serán mas propensas a desanimarse o a enojarse; las consecuencias de estos estados de ánimos y arrebatos pueden ser verdaderamente desastrosas y causar heridas emocionales, y en algunos casos, físicas.
El conocimiento y el manejo de las propias emociones serán factores determinantes de nuestra felicidad. Al ser gobernados por las emociones, el individuo tomará mucha de sus decisiones en base a estas y no en base a la sana razón. Las emociones no solo pueden influir en nuestras toma de decisiones sino también afectarán lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.
Este versículo del Salmo 37 nos exhorta a manejar nuestras emociones con inteligencia, abandonando todo sentimiento de ira y todo rencor o impulso que nos lleve a hacer el mal. En conclusión nos exhorta a no dejarnos gobernar por emociones negativas que sólo pueden traer pena, desgracia y sufrimiento.
La fe en Jesús y el seguimiento de Sus mandatos (Mt 23, 37-39) juegan un papel muy importante en el manejo de las emociones del creyente. El que verdaderamente confía en Dios será capaz de encontrar paz en medio de la tormenta, calma en medio de la desesperación, esperanza en medio del desierto, y será capaz de amar hasta el extremo de amar su enemigo y de bendecir a quien lo odia (Mt 5, 43-44). Por tanto no será descabellado pensar que entre mas grande sea la fe y el conocimiento de la Palabra de Dios, mayor y mejor será la inteligencia emocional del creyente.
Que el Espíritu Santo inspire en nosotros todo lo bueno que de Él procede. Amén.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Peace and Grace!
¡Paz y Gracia!