Am I a gossip?
At some point we have all been around a gossip person, and perhaps we have even had a problem due to a malicious gossip or rumor. Prudence is a virtue that adorns us and preserves us from many misfortunes; If we are capable of detecting and avoiding or being cautious when we are in social circles in which gossip is the order of the day, we will save ourselves from many inconveniences and bad times. To avoid gossip, you must first start by rejecting it internally, yes when they tell you a gossip you start to feel curiosity and pleasure; you are lost, you are a gossip.
There is a very good trick to be able to stop both the gossip and the gossip, it consists of reprimanding him with questions such as And have you already talked to her / him to find out if what you are telling me is true? Don't you think it would be better if you told that person to the face? Another way would be to remove yourself from the conversation by saying firmly "that's none of my business" or "I don't like talking about people when they're not around to clarify or defend myself."
When gossip takes hold of a person, it changes them internally, revealing a set of external signs that, if known, can alert us to the evil that hides in that person. The gossiper is characterized by wanting to know even what does not concern him, does not think before speaking, never accepts that he is wrong, much less is recognized as a gossip, exaggerates everything that counts, lies, slander, they are distrustful , manipulative and above all, they speak ill of others behind their back. Now, knowing all these things, it is necessary not to stop asking ourselves the question: Am I a gossip?
Whoever accepts Christ, accepts to live, love and bear witness to the truth (John 18, 37, Psalm 119, 30), which also means a call to assume, with courage, the prophetic role of rejecting and denouncing the lie, slander and injustice. From the heart of the Christian who truly bears witness to the truth in which he believes, words of blessing and edification will flow (Ephesians 4:29). So let us be good Christians.
May the Holy Spirit inspire in us all the good that can come from Him. Amen.
SPANISH VERSION
Todos en algún momento hemos estado cerca de una persona chismosa, y quizás hasta hemos tenido algún problema por causa de un chisme o rumor mal intencionado. La prudencia es una virtud que nos adorna y nos preserva de muchas desgracias; sí somos capaces de detectar y de evitar o de ser cautelosos cuando estemos dentro círculos sociales en los que el chisme está a la orden del día, nos guardaremos de muchos inconvenientes y malos ratos. Para evitar el chisme primero hay que empezar por rechazarlo internamente, sí cuando te cuentan un chisme tu comienzas a sentir curiosidad y placer; estás perdido, eres un chismoso.
Hay un truco muy bueno para poder detener tanto al chisme como al chismoso, consiste en increparlo con preguntas del tipo ¿Y ya hablaste con ella/él para saber sí es cierto lo que me estas diciendo? ¿No crees que sería mejor si se lo dices a esa persona en la cara? otra manera sería desmarcarse de la conversación diciendo con firmeza "eso no es de mi incumbencia" o "no me gusta hablar de personas cuando no están presentes para aclarar o defenderse".
Cuando el chisme se apodera de una persona, la cambia interiormente, dejando ver un conjunto de señales externas, que de conocerlas, nos pueden alertar sobre el mal que se esconde en esa persona. El chismoso se caracteriza por querer saber hasta lo que no le incumbe, no piensa antes de hablar, no acepta nunca que está equivocado ni mucho menos se reconoce como chismoso, exagera todo lo que cuenta, miente, calumnia, son desconfiados, manipuladores y sobre todo, hablan mal de otros a sus espaldas. Ahora bien, sabiendo todas estas cosas es necesario no dejar de hacernos la pregunta ¿Acaso soy yo un chismoso?
Quien acepta a Cristo, acepta vivir, amar y dar testimonio de la verdad (Juan 18, 37, Salmo 119, 30), lo que significa también un llamado a asumir, con valentía, el rol profético de rechazar y de denunciar la mentira, la calumnia y la injusticia. Del corazón del cristiano que verdaderamente da testimonio de la verdad en la que cree, brotarán palabras de bendición y de edificación (Efesios 4, 29). Seamos pues buenos cristianos.
Que el Espíritu Santo inspire en nosotros todo lo bueno que de Él puede proceder. Amén.
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Peace and Grace!
¡Paz y Gracia!