Nuestro Señor Jesucristo no dijo que seríamos insensibles a las dificultades de la vida; más bien nos dio la armadura con la que podemos hacer frente y ganar en general que el enemigo nos arroja. Para salir victorioso en la vida cotidiana, primero debe comprender que las luchas más destructoras de la vida no son físicas, sino espirituales. Los desafíos que tienen su origen en el reino espiritual tienen que ser enfrentados con instrumentos espirituales, lo que puede parecer absurdo para el hombre común. Para ayudarnos a salir victoriosos, Efesios 6:14 presenta dos partes significativas de nuestra armadura: la Verdad y la Justicia.

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Una vida de verdad es una vida sencilla y honesta que depende de la palabra de Dios, que Jesús anunció como la verdad. Llevar una vida de verdad es poderoso. Las mentiras de cualquier tipo son de Satanás, por lo que cuando vives una mentira, el enemigo tendrá un punto de apoyo en tu vida para atormentarte.

Sin embargo, si su vida depende de la realidad de la palabra de Dios, el enemigo no encontrará nada en su vida para oponerse a usted. Este fue el caso de nuestro Señor Jesucristo en la noche en que se vendió. Satanás vino a inspeccionar Su vida para estar seguro de que no había transgredido antes de ir a la cruz del Calvario, para poder culparlo por ello.

Gracias a Dios Jesús tenía la verdad en Su armadura de verdad y justicia y no había mentira en Él. La coraza de justicia es otra parte importante de nuestra armadura.

La justicia es un don que nos coloca en la posición correcta con Dios y deriva en nosotros una vida de rectitud. Habiendo recibido la investidura de la justicia, somos facultados para hacer la obra de la justicia. Permanecer en la justicia de Cristo y obrar en ella vence toda furia del enemigo contra nosotros.