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37 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, 38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios? 39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. 40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. 41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Génesis 41 : 37-41 Reina-Valera 1960.

Muchas veces las peticiones que cualquier cristiano hace no son contestadas porque Dios tiene cosas mejores que las que le está pidiendo. José de Egipto estaba injustamente en una celda y rogaba a Dios que lo sacara de allí. Si Dios hubiera concedido su petición en el momento y de manera que José quería, hubiera salido en libertad siendo esclavo común y corriente, sin ningún futuro atractivo.

El trabajo de Dios en José y por medio de él tuvo un valor real, práctico e importante, que fue el de salvar vidas. Como los caminos de Dios nadie los entiende, Dios actuó a su manera y en su tiempo y años más tarde lo saca de la prisión, lo conecta con el faraón, ante quien lo puso en gracia y terminó convertido en GOBERNADOR DE EGIPTO y mandando sobre toda la alta burocracia egipcia.

Los vocablos de arrepentimiento de sus hermanos llevaron a José a uno de los superiores aspectos teológicos de su historia, y por cierto, de casi todo Génesis. Él les mencionó que no tuvieran temor, pues él no tomaría represalias por su violencia hacia él.Cada quien ora por sus sueños y anhelos. Jesucristo siendo hombre, también hacía sus peticiones a Dios. Pero toda oración la cerraba frase: pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya, porque sabía lo que el hombre deseaba. Lo contrario sería tener un techo bajito.

Él les mencionó, Vosotros pensasteis hacerme mal, sin embargo Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente. Ahora puesto que, no temáis; yo proveeré para vosotros y para vuestros hijos José habla de mucha gente, lo cual hace eco a la promesa del convenio de Dios de bendecir a cada una de las familias de la tierra. A partir de nuestro criterio presente tenemos la posibilidad de ver que la bendición de Dios sobrepasó lo cual José habría podido solicitar o imaginar

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