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La vida del ápostol Pedro transcurrió rutinariamente sobre un bote. Desde niño se dedicó a la pesca artesanal en el mar de Galilea hasta hasta que tuvo un encuentro personal con Jesús, quien le cambió la vida y le dijo: Hoy finaliza tu etapa de pescador de peces; desde hoy serás pescador de almas. Es decir, tuvo un llamado de Dios para convertirse en predicador del evangelio a tiempo completo.
Mientras se mantuvo al lado de Jesús cumplió a cabalidad su nueva asignación. Pero como Jesús es crucificado y estuvo tres días en la tumba, esta separación afectó severamente a Pedro y decidió retomar el bote. Cuando Jesús resucita va a su encuentro y lo vuelve a encausar en su nueva asignación de la cual nunca más se apartó.
Muchos seguidores de crist, por haberse alejado inconsciente de la oración y la santidad, han vuelto a retomar el bote de donde una vez Jesús los sacó. Ese bote puede significar viejas, amistades, lugares, practicas, conversaciones, negocios, etc. Es un bote cómodo y agradable, pero dañino y a Dios no le agrada. Destruye tu bote.
Pedro dejó sus barcos de pesca otra vez, y dirigió la iglesia. El arrepentimiento de Pedro no fue un desvío, sino esencial. Para que Pedro enseñara al mundo cómo Jesús salva, tuvo que haber sido salvado. Para que Pedro enseñara acerca de la gracia de Cristo, tuvo que sentir la gracia de Cristo.Así que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados,” Pedro enseñó en su primer sermón.Tomó hasta el último momento amargo, pero Pedro se convirtió en el hombre que Jesús necesitaba que fuera, y solo fue posible a través de Su expiación.
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