A train ride, by my trains | "The Keyword of the Week" | [es-en]

Hacer un largo viaje en tren, ha sido un sueño que me acompaña desde niño. Algo tiene este medio de transporte que me ha fascinado y lo tengo como uno de mis pendientes por cumplir en mi vida.

Mi historia con ellos comienza desde muy temprano. Recuerdo en una Navidad haber abierto un tren a pilas, que me regaló mi papá. Lo abrí, luego del alboroto, me puse armar la pista de rieles de plástico en un santiamén, (no era tan grande) y a jugar con él.

Me tendí en el piso y mi imaginación se abrió a un mundo en miniatura al que dicho juguete me invitaba. Sin vacilar, compré mi pasaje y probé todos los roles, desde el pasajero que llega apurado justo cuando el tren está arrancando, hasta el maquinista encargado de conducir y velar por el viaje.

Busqué soldaditos de plástico, para jugar a la guerra, o al asalto por los indios del salvaje oeste. Esto me lleva a un segundo referente que se instaló en mi memoria.

Ver, junto a mi padre, el western “3:10 a Yuma”, en la TV. Papá era adicto a los westerns, y un día que la estaban dando me llamó para que la viésemos. La intensidad de la trama, me marcó. El hecho de todos los eventos que se fueron dando para que buenos y malos tuvieran una confrontación alrededor y dentro de un tren, me mantuvo atento, (con mis diez u once años), y pegado al sofá.

Otro tren, que llevo en mi memoria, es El Expreso de Oriente, de Agatha Christie. Si mal no recuerdo, lo leí alrededor de mis 13. Ya conocía a Hercule Poirot de otras novelas, pero aquí, tras descubrir a todos los asesinos, decide, tras sus luchas morales, mentir a la policía sobre el verdadero asesino. Teniendo compasión de estos y convirtiéndose en delincuente él mismo.

Pero los trenes, también me llevan al mundo de la fantasía, no podría dejar de nombrar la emoción que siento al ver la marcha del tren hacia Howard en las películas de Harry Potter, escenas que se convierten en la antesala de las tramas de muchas de ellas.

Y ya adulto, buscando hacer un viaje de vacaciones, descubrí que existe la posibilidad de atravesar de costa a costa todo el territorio de Estados Unidos, viajando en tren. Leí que podría adquirir un pasaje con todas las conexiones y cambios de trenes en un recorrido que podía hacer a mi ritmo, deteniéndome en las ciudades que deseara visitar, y luego retomar la ruta de viaje.

Eso lo quiero hacer, hasta ahora no he puesto mi empeño en hacerlo, a lo que se suma la economía actual, (mi economía, realmente) pero ese deseo está allí, aún no se ha apagado, y sé que haré ese viaje en tren algún día.

Taking a long train ride has been a dream that has accompanied me since I was a child. There is something about this means of transport that has fascinated me and I have it as one of my pending tasks to accomplish in my life.

My history with them begins very early. I remember one Christmas having opened a battery-operated train that my father gave me. I opened it, and after the fuss, I set about putting together the plastic rail track in a flash (it wasn't that big) and playing with it.

I lay down on the floor and my imagination opened up to a miniature world that the toy invited me to. Without hesitation, I bought my ticket and tried on all the roles, from the passenger who arrives in a hurry just as the train is starting, to the engineer in charge of driving and watching over the trip.

I looked for plastic soldiers, to play war, or the assault by the Indians of the Wild West. This brings me to a second reference that has settled in my memory.

Watching the western “3:10 to Yuma” on TV with my father. Dad was addicted to westerns, and one day when they were showing it he called me to watch it. The intensity of the plot left its mark on me. The fact that all the events that took place so that the good guys and the bad guys had a confrontation around and inside a train kept me attentive (at ten or eleven years old) and glued to the couch.

Another train that I carry in my memory is The Orient Express, by Agatha Christie. If I remember correctly, I read it around the age of 13. I already knew Hercule Poirot from other novels, but here, after discovering all the murderers, he decides, after his moral struggles, to lie to the police about the real murderer. Taking pity on them and becoming a criminal himself.

But trains also take me to the world of fantasy. I couldn't help but mention the emotion I feel when I see the train heading towards Howard in the Harry Potter films, scenes that become the prelude to the plots of many of them.

And as an adult, looking to take a vacation trip, I discovered that there is the possibility of crossing the entire United States from coast to coast, traveling by train. I read that I could buy a ticket with all the connections and changes of trains on a tour that I could do at my own pace, stopping in the cities I wanted to visit, and then get back on track.

That's what I want to do, so far I haven't put my effort into it, and that's in addition to the current economy (my economy, really), but that desire is there, it hasn't faded yet, and I know I'll take that train trip someday.