A veces existen ambigüedades de opinión respecto a este tema; siempre dependerá del caso particular y del llamamiento de Dios a la vida. Soy fiel creyente de la predestinación; hipercalvinista para muchos; esto me hace sentir que definitivamente soy radical en muchos aspectos de la vida (o todos); sin embargo para resumir un poco mi postura les diré que según el consejo de Dios, ningún cabello de nuestra cabeza se cae si no es porque Dios así lo dispone.

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Existe también el término muy filosófico: "Libre albedrío"; que nos indica claramente que somos quienes manejamos el cursor de nuestro mouse a donde queremos; pero hay un límite en la pantalla, así que la permisibilidad es solo hasta donde así Dios lo permite según su voluntad que para los llamados es "Buena, agradable y perfecta".

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Bien, he dicho bastante; pues sé que hay una selección de los seleccionados, una escogencia de los escogidos; allí es en donde están los irrevocables llamados de Dios; no por obras para que nadie se gloríe de sus actos o decisiones; sino por la gracia inmerecida del Dios altísimo.

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_{Ezequiel con su pato al agua ya decidido}

Ahora bien, somos nosotros los que paso a paso con esfuerzo vamos construyendo lo que deseamos ser. Ejemplo: decidimos qué carrera estudiar y terminar; qué trabajo ejercer, a dónde queremos vivir aunque no hallamos nacido allí. Decidimos inclusive si queremos ser ricos o pobres, pues como bien sabemos en la línea del tiempo hay personas que son ricos por fortuna de nacimiento y en un punto de sus vidas lo pierden todo por malas decisiones.
Así mismo, también existen personas que nacen sin nada y llega un clímax de sus esfuerzos que les permite al final de sus días cosechar fortunas inmensas.

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Construimos mucho de lo que somos, pero las cosas trascendentales le pertenecen a Dios. Nuestra salvación, la paz que excede el conocimiento, la salud y la gracia.

Cosas superficiales y tangibles como el dinero, las propiedades, los conocimientos, la familia y los amigos... todo es fruto de los esfuerzos continuos de cada individuo particular.

_{Ezequiel aferrado a la aventura en su libre albedrío de hacer lo que os gusta}

Tu eliges tu camino: ¿Destino o casualidad?

Si, es verdad:

• No elegimos en que familia naceremos pero si elegimos la familia que deseamos construir.
• No elegimos el país en donde nacemos pero si elegimos en el que queremos echar raíces.
• No elegimos nuestra raza, fortuna económica o clases social al nacer; pero si elegimos la clase de persona en la que nos convertiremos en nuestra edad madura.

No es casualidad; es el fruto del esfuerzo pero con un toque decisivo de la gracia y el favor de Dios en nuestra vida.

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