Hola querido diario, hoy te cuento otro día más de mi vida. Hoy es un día diferente porque iré a la escuela a trabajar, pero esta vez en la mañana.

Me desperté temprano, ya que debía estar en la escuela a las 7; sin embargo, a esa hora me estaba parando. Logré alistarme rápido e irme, ya que tenía la entrega de las boletas descriptivas de mis estudiantes de segundo grado.

Con mis compañeras

De las 8 hasta las 10 de la mañana estuve entregando boletas a los representantes que llegaban. Luego de las 10, nos reunimos en el pasillo central porque había una actividad especial para celebrar el Día del Maestro.

Las maestras del turno de la tarde comenzaron a llegar. Al igual que con las maestras del turno de la mañana, muchas estaban encerradas en el aula entregando boletines todavía; sin embargo, la única de la tarde que entregó boleta ese día fui yo.

Este compartir lo organizaron entre los obreros y cocineras del plantel. La directora y la pedagógica dieron unas palabras en la apertura de la actividad, mientras que las profesoras de deporte hicieron una dinámica donde nos pusieron a participar y a mover todo el esqueleto.

Luego de los juegos, la directora junto a la subdirectora entregaron unos reconocimientos a todo el personal docente, especialmente a la maestra del año, a la docente especialista del año y a la docente revelación del año. Mi reconocimiento decía "por su excelente participación, esfuerzo, dedicación y apoyo en las actividades realizadas durante el período escolar".

Después de los reconocimientos también recibimos un pequeño obsequio por parte de las obreras. Cada maestra recibió una "puti taza", así le dieron el nombre ellas je, je, je porque resulta que cuando la taza tiene bebida caliente, a la muñequita se le desaparece la ropa y queda en paños menores. Ja, ja, ja.

Y para comprobarlo, repartieron café y efectivamente eran unas puti tazas jajaja. Nos gustó mucho esta sorpresa, además de lo que invirtieron las obreras para hacer este obsequio a cada una de las maestras.

Pero esto no solo quedaba aquí, para compartir, esta vez las mamás cocineras se lucieron preparando unas arepas cabimeras, donde también contaron con la ayuda de otras obreras y hasta uno de los obreros que por la noche tiene un puesto de comida rápida.

La verdad es que estaban muy sabrosas las arepitas y era la primera vez que hacían unas para un compartir en la escuela. Estoy muy agradecida con los obreros por esta sorpresa para nosotras las maestras.

Para finalizar el compartir, se picó una torta que realizó una de las mamás cocineras, pero que no pudo estar presente, ya que se había lastimado un pie; sin embargo, envió su obsequio.

La torta estaba supersabrosa y también valoro este esfuerzo que ha realizado a pesar de estar lesionada para poder prepararla y enviarla para la celebración. Espero que para el próximo Día de las Mamás procesadoras de alimentos y el de los obreros podamos agasajarlos como se lo merecen y retribuir lo que ellos han hecho hoy con nosotros.

Al finalizar el compartir regresé a casa. Me acosté un rato, mientras descansaba se fue la electricidad. Al llegar me preparé la cena, ordené un picón y algunas cosas pendientes en la plataforma y me acosté a dormir.