LOS HIJOS DE LA LUNA; YANOMAMI
La luna moraba en el cuerpo de un gran chamán. Cuando él murió, ella era libre de vagar en el espacio, pero en cambio ella regresó a la tierra para comer sus huesos incinerados. Cuando los parientes del chamán descubrieron este ultraje, atacaron la luna con flechas, pero cayeron inofensivamente sobre la tierra. La luna intentó evadir las flechas escondiéndose en las nubes, pero al final una de ellas penetró y su sangre se derramó sobre la tierra. De las gotas de su sangre nacieron los Yanomami.
El nombre Yanomami significa hombre, gente o especie. Los que no son Yanomami son "napë", lo que se traduce en "personas que son extranjeras, urbanas o peligrosas". Así es como los Yanomami se refieren a todos los que no son Yanomami. Su lenguaje no está relacionado con ninguna otra de las familias lingüísticas sudamericanas ni del mundo que conocemos.
Los Yanomami siguen siendo uno de los grupos más poblados en las tierras bajas del norte de la Amazonía. Habitaron la cordillera de Parima y el Orinoco superior ya en 1758. En el momento de sus primeros contactos con los europeos, los Yanomami habían estado en medio de una importante expansión demográfica y geográfica, explorando nuevos territorios a lo largo de las orillas de los ríos Orinoco, Padamo y Mayaca. En las zonas norte y oeste de su territorio, los Yanomami pueden haber chocado con los Ye'kuana, que resistieron con éxito sus avances.
Hoy, el centro geográfico de los Yanomami en Venezuela es el territorio entre las montañas de Parima y el Orinoco, particularmente las cuencas de los ríos Ocamo, Manaviche y Mavaca. Grupos de Yanamomi también viven en las afueras de Brasil.
Ritual y tradición
Los Yanomami estructuran su sociedad con rituales y tradiciones que guían todos los aspectos de sus vidas y su contacto con su madre la LUNA, y es que dicho ritual es el más emblemático y misterioso de las civilizaciones indígenas que sobreviven en la actualidad.
Una de las ocasiones que requiere el tipo de caza conocido como heniyomou es el funeral de un miembro del grupo. Cuando un yanomami muere, toda la comunidad llora violentamente. Muy poco después de la muerte, se erige una pira funeraria en el shabono para quemar el cuerpo. En el ritual conocido como reahu, las cenizas de los muertos son molidas en un mortero e ingeridas por la comunidad.
Los Yanomami frecuentemente consumen yopo, un alucinógeno, durante las ceremonias rituales. Desde alrededor de los siete años, los Yanomami suelen meter fajos de tabaco entre los dientes y el labio inferior. Los estimulantes les permiten a los Yanomami ponerse en contacto con el mundo de lo sobrenatural, curar enfermedades y transmitir su memoria colectiva. Cada pueblo tiene al menos un chamán, que es el líder espiritual y sanador. En algún momento de sus vidas, casi todos los hombres se someten al rito de iniciación para convertirse en chamanes. El período de iniciación lleva meses, o incluso años. Bajo la influencia de la droga yopo, el novato se somete a las instrucciones del maestro.
En luto, una mujer yanomami usa pintura negra en sus mejillas durante un año antes de poder volver a usar el rojo. Cuando los hombres van a la guerra, usan pintura corporal negra para simbolizar la noche y la muerte. Para algunos festivales, los Yanomami aplican arcilla blanca sobre sus cuerpos. La pintura corporal con una variedad de tintes es común; además de blanco y negro, generalmente usan anoto para rojo, y para morado, combinan el onoto con una resina llamada caraña.
Los Yanomami decoran sus cuerpos con colores, patrones y materiales que varían según la ocasión, pero tradicionalmente no usan ropa. Los hombres atan su prepucio con una cuerda de algodón atada alrededor de la cintura para mantener el pene erecto y contra el estómago. Las mujeres atan cuerda alrededor de sus brazos y pantorrillas, y usan adornos de algodón para decorar sus caderas y senos.
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