El híbrido viviente
Alex Lorenz estaba sentado frente a la computadora navegando por internet, como solía hacer. Estaba "culturizándose" como decía él, veía videos "informativos" donde se trataban cosas interesantes y canales de divulgación científica. Su mamá lo llama para comer, "ya voy" responde, mira la barra de tiempo; en cinco minutos termina.
- ¡Alex! ¡Para hoy!
- ¡Ya escuché!
Sigue mirando, dos minutos después: - ¡¿Y?! ¡No te veo!
- ¡Ya termino!
Vuelve a concentrarse en el vídeo. - ALEX.
- YA VOY.
Termina el video y va al comedor. - Parece que no se murió nadie. ¿Por qué el apuro?
- Porque tengo que salir.
- ¿Y?
- Y que tengo que comer.
- ¿Y necesitas que esté acá para comer?
- ...
Alex busca las cosas en la heladera, las calienta, las sirve y empiezan a comer.
A veces Alex fantasea que sus padres en realidad lo odian e intentan matarlo constantemente pero que por alguna u otra razón nunca lo consiguen, sobre todo fantasea con que lo envenenan ya que sería lo más fácil; más que nada cuando la comida tiene un sabor raro, como ahora. Levanta el queso y mira la fecha de vencimiento: es de hace dos días, se encoge de hombros y sigue comiendo, no vuelve a usarlo durante el resto de la comida.
Al otro día, apenas abre los ojos se acuerda << La puta madre>>, resignado se cambia para ir a la escuela, desayuna y se prepara; sabe que no tiene sentido quejarse; primero porque los padres no lo van a dejar faltar, segundo porque faltar sólo pospondría.
Llegando el recreo del mediodía se pone a pensar, va a intentar no llegar a la violencia más que nada porque la situación está bastante igualada, aunque el otro es bastante más grande no sabe pelear, sólo golpea; él tiene a favor que sabe de anatomía y no le da miedo golpear en serio, además el otro al ser más grande es más lento. Si supiera quedarse callado no estaría en esta situación. - ¿Por qué vivo enfermo? – Había preguntado Zack.
- ¿Es una pregunta retórica?
- ¿Qué?
- Que vivís enfermo porque dormís poco, tomas mucho y comes como el culo.
- Igual no me interesa.
- ¿Entonces para qué preguntas?
Después, sin saber cómo se había ido todo al carajo, por suerte había sido en la última hora y lo pasaron a buscar enseguida; hoy no tenía esa suerte. - ¿Así que sos vivo?
Alex suspira – Zack, déjalo acá ¿Sí? - ¿Por qué debería?
- Tampoco es para tanto y la verdad es que no tengo ganas de pelear.
- ¿Tenés miedo?
- De vos no, del resto de giles que está atrás tuyo por si llego a ganar.
- Cómo se fuera a pasar.
- Si si, sos muy fuerte y estás re duro.
- No te hagas el atrevido – dice Zack y lo empuja
Parece que no queda otra. Por lo menos va a intentar no dar el primer golpe - No me toques.
- ¿O qué?
Zack intenta golpearlo, Alex lo esquiva, le agarra el puño y se lo tuerce hacia arriba. Zack se suelta y le pega con la izquierda y le da en un ojo, tiene que terminar antes de que lleguen los directivos. Alex le devuelve una patada de frente apuntada a la rodilla; se escucha un crujido y Zack grita, llegan directivos corriendo, llevan a Zack a la secretaría a que lo vean. Lorenz está jodido.
A la semana le llega el llamado de atención y la notificación de la suspensión. Después de la discusión con su madre, en la cena comenta “No entiendo, me mando una cagada y me dejan dormir”; lo único malo es que se quedó sin la posibilidad de ser abanderado, cosa que no le interesaba y muy posiblemente sin becas, que si le interesaba. Él preferiría jornada de servicio. - ¿Que vas a hacer entonces? – Pregunta la madre.
- ¿Con qué?
- Con todo el tiempo que tenés libre.
- Ah. Seguramente vaya a ayudar a Prolo con inglés que está medio complicado.
- ¿A su casa?
- Mhm, total son seis cuadras nomás.
A la diez del día siguiente se levanta, desayuna, agarra la mochila para la escuela y sale. A la tercera cuadra un hombre empieza a caminar en la misma dirección y velocidad que él. - Necesito que me hagas un favor. – Le pide el hombre.
- Depende. – Contesta Alex que nunca responde con “sí” o “no” a los favores.
- Necesito que me guardes esto en la mochila – Responde el desconocido sacando un cubo del bolsillo que a primera vista parece herméticamente cerrado
- ¿Cómo sé que es suyo?
- Porque puedo hacer esto – Dice el extraño y mueve algunas de las tablas con la que está formado de tal forma que el cubo se desbloquea y se abre. – Si lo hubiera robado ¿Podría hacer eso?
Por toda respuesta, Alex, toma el cubo abierto y lo guarda en la mochila. - Muchas gracias.
- ¿Que tiene?
- Papeles.
- ¿Cuándo y dónde se lo devuelvo?
- Hoy, a las catorce, en la plaza frente a la catedral. Si después de diez minutos no estoy ahí quédatelo. Ni se te ocurra llegar antes. - Dicho esto, se separan una intersección antes de la casa de Prolo.
A las 14:01 Lorenz llega a la plaza, después de esperar diez minutos no pasó nadie así que se paró y volvió a su casa. A la tarde, cuando cambiaba las cosas de la mochila para estar listo para el día siguiente, sacó la caja, al haberla guardado abierta podía saber el orden en que se movían las maderas para cerrarla y, por lo tanto, cómo abrirla así que anotó con lápiz el orden necesario para abrirlo y estuvo una hora abriendo y cerrando la caja con tal de memorizar la secuencia. Cuando llegó a un punto en el que podría hacerlo con los ojos vendados se dedicó al contenido: eran papeles de distintos tipos, tamaños y escritos en diferentes idiomas, aunque todos muy bien doblados y ordenados, había papiros, escritos en cuero, papel de diario e incluso un par de tablillas envueltas en algodón para que no se rompan. Uno de los papeles, el más grande de todos, tenía lo que parecía ser la traducción de todos los escritos más un prólogo; había otros papeles de tamaño similar que cumplían la misma función pero con traducciones al inglés, francés, chino y alguna lengua europea con tintes alemanes, suizos y holandeses.
La hoja hablaba sobre preguntas que el hombre ha tenido a lo largo de la historia, diferentes religiones que las civilizaciones han tenido en diferentes tiempos y ubicaciones, ciencia y sobre una posible respuesta a estas grandes preguntas mediante la unión de la religión y la ciencia. El escrito también se refería a una máquina casi completamente completada a lo largo de los últimos cien años gracias a los descubrimientos tecnológicos que se han producido y distintos cultos y veneraciones que colaboraron la construcción de esta fenomenal maquinaria haciendo uso de distintos rituales, mantras y oraciones. Hablaba sobre que lo único que faltaba era ponerla en funcionamiento y que esta era una de las tareas más complicadas debido al género de la fuente de energía ya que debía ser eléctrico y de cierta forma mágico a la vez, que esto suele puede ser aportado por un ser más viejo que la conciencia y posiblemente más viejo que el tiempo; este ser debía ser oscuro para estar dispuesto a dotar a los mortales de la sabiduría que esta maquinaria acarrearía pero que a su vez debe ser invocable por humanos y controlable para que no desate un caos en el universo. Por fortuna, ya se había encontrado un ser con esas características y su consecuente religión, sin embargo, lo único que se tenía para invocarlo era un conjunto de palabras cuya pronunciación nadie conocía, cada persona en el planeta podría pronunciarlo de una forma particular y siendo consecuente a los caracteres. “Cuando un humano pueda pronunciar correctamente estas palabras” rezaba el papel “este ser emergerá y quedará atado a la máquina, dándole su potencial”. En un plano se daba la ubicación del híbrido ciencia-religión y se explicaba que, en caso de una falla al liberar al ente, se iría al fondo del mar arrastrando al ser con él a un lugar donde quedaría completamente encadenado para que “Él” no pudiera utilizar sus poderes. El rezo necesario para liberar a la criatura era:
“Enveithgb oviepgna´ igoer´sbnrs fmnqir Axclohotzry”.
Alex quiso empezar a probar con las pronunciaciones, total no iba a pasar nada. Creó un código de programa donde introdujo todas las lenguas que él conocía, que encontró en internet, libros y lugar donde buscó para que le escribiera las distintas formas de pronunciar la frase, lo puso a funcionar y lo dejó corriendo durante semanas para que no le falte ni un solo resultado.
Cuando el programa terminó, Alex se dirigió hasta el punto donde se encontraba el aparato. Este lugar era una isla a algunos kilómetros de distancia de la península donde vivía. La única conexión que tenía con el mundo era un puente de piedra donde estaba tallado con lujo de detalles la historia de la humanidad, al terminar el puente uno se encontraba con la entrada de un templo donde se lucía un ser horripilante, de facciones monstruosas, tan insoportable de ver que los ojos sólo podían enfocarse en zonas del grabado, al intentar ver la figura completa Alex sintió un mareo, se le nubló la vista y sintió arcadas por lo que se concentró en distintas zonas: la cabeza tenía forma de pelota de rugby cortada en el lugar donde se ubicaría la boca, en esa zona se observaba un probóscide saliendo entre dos colmillos; tenía dos pares de alas parecidas a las de una libélula con la morfología de alas de murciélago, del cuello le salían lo que parecían cuatro brazos de bebé humano, el cuerpo era una mezcla de formas naturales con ángulos raros e indescriptibles, ángulos que sólo podían ser pensados por alguien que ya los ha visto, de la cintura para abajo poseía un par de piernas semejables a las de una persona paralítica. Sin embargo, Alex sabía que si fuera capaz de ver la obra general tendría un aspecto que sólo podría ser observado en su totalidad alguien que pudiera ver más de tres dimensiones espaciales.
Cuando entró al templo, el circo de lo macabro continuó: había humanos y partes de personas de distintas edades posicionadas de la forma que los investigaría con afán científico, de la misma forma que las personas abrimos animales para conocer sobre su anatomía. En el centro se encontraba una máquina que estaba formada por partes de tecnología y partes de distintas especies animales, incluso algunas ya extintas o inidentificables para Alex ya que no conocía que existieran.
El joven Lorenz se sentó en, lo que a él le pareció, era una especie de asiento ubicado dentro del horrible híbrido y empezó a recitar el mantra con cada pronunciación que tenía, pero nada pasó. Se preguntaba qué habría sucedido cuando miró a la máquina y se dio cuenta: partes, todo estaba hecho con partes de distintas cosas, no veía una cosa que estuviera construida de algo en específico, eran todas distintas partes de distintas cosas. <<La pronunciación debe ser igual>> pensó <<Está compuesta por pronunciaciones de distintos idiomas>>.
Volvió a su casa y volvió a escribir el código, esta vez lo creó para que se puedan mezclar los idiomas durante el proceso, lo inició y lo dejó correr mientras seguía con su vida normal. Un año después el proceso finalizó, luego de tachar todas las que ya había probado en la primera vez volvió al espeluznante lugar. Esta vez cuando cruzó el puente, sin querer tocó uno de los lados y se dio cuenta de algo muy curioso: el relieve que veía tallado no era el mismo que sentía al tacto, a la vista parecía piedra, pero al tacto se sentía pulposo y cambiando la forma. Cuando entró se percató de otra cosa: la máquina tenía un ligero movimiento, como si respirara pesadamente, como si tuviera vida. Volvió a sentarse en la silla y volvió a recitar el viejo cántico, ahora, con las lenguas mezcladas parecía un llamado, una plegaria, una invitación a algo ancestral y desconocido, después de cinco horas recitando la alabanza algo pasó, no había cambiado nada per se sentía diferente, en la mente se percibía una presencia, ojos, una mente vieja y poderosa.
<< Descendiente de Abdur >> clamó una voz en la cabeza de Alex sin utilizar palabras << ¿Qué respuestas buscas? >> - ¿Quién es Abdur? – Preguntó el joven, aterrorizado.
<< El abuelo de tu abuelo de abuelo, tu diez veces padre y otras cien veces tu abuelo >> respondió con sorna la voz, que más que una voz era una idea oscura como el universo mismo, aún más oscuro que la ausencia total y completa de luz << claramente más importante e inteligente que usted. ¿Algo más que anheles conocer? >> - De hecho, si – Respondió Alex más asustado por la posible respuesta a su siguiente pregunta que por la presencia de una máquina viva - ¿Cuál es el sentido de la vida?
Mientras el híbrido imposible y viviente le contestaba sentía, Alex sentía que despertaba. Amaneció en su cama, como todas las noches. Nunca supo si lo que había sido fue real o no, hubiera podido olvidar todo eso de no ser porque cada vez que veía bebés, su cerebro registraba una imagen grotesca de un cuello con cuatro brazos o un rechazo que no podía controlar hacia los puentes de piedra: nunca pudo tocar uno otra vez.
Lovecraft? Dónde?