La importancia de ser agradecido
Practicar la gratitud es una de las actitudes más importantes que podemos adquirir y una de las que más cambiará nuestra vida .Practicar la gratitud, es el hábito de reconocer (darnos cuenta) y de sentirnos agradecidos por todo lo que tenemos (y obtenemos), en vez de centrarnos en todo aquello que nos falta.
Reconocer y en cierto modo conformarse con lo que uno tiene (y obtiene), no significa dejar de estar interesado en mejorar, ni tampoco rendirse ni bajar la cabeza.
Practicar la gratitud aprendiendo a dar las gracias, tanto por lo que tenemos como por lo que nos dan, es un buen ejercicio y una gran fuente de bienestar, porque además de hacernos sentir bien a nosotros mismos y a los demás, es algo que nos ancla al presente, permitiéndonos abordar el cambio y la mejora desde la consciencia y la serenidad, alejándonos de las urgencias.
La gratitud es una actitud que nace de la humildad, por lo tanto para ser agradecido hay que ser primero humilde.
Practicar la Gratitud
La expresión de gratitud más simple consiste en una sonrisa y un gracias que le haga saber a la otra persona que su presencia, su palabra, su silencio, o sus actos, son importantes, y que de alguna manera nos ayudó con lo que hizo (aunque no lo hiciera para ayudarnos).
Se trata de demostrar respeto y de valorar lo que los demás hacen por nosotros independientemente de cual sea su motivación para hacerlo.
Estoy segura de que eres capaz de imaginar alguna ocasión en que has recibido de otra persona un amable gracias acompañado de una sonrisa sincera, ¿recuerdas como eso te hizo sentir?
Pero no solo se trata de agradecer a los demás, sino que también debemos empezar por agradecernos a nosotros mismos todo lo que somos y lo que hemos conseguido, mucho más allá de los errores cometidos.
La gratitud además es como un músculo que a medida que lo entrenamos se hace más fuerte, y de esta manera nos permite percibir cada vez más cosas por las que sentirnos agradecidos.
Por eso es importante ser constantes y entrenarlo con regularidad y de forma consciente. No sirve de nada decir gracias de forma automática y como mera fórmula de cortesía si no estamos presentes y lo sentimos sinceramente.
Cantidad y calidad han de ir de la mano y cada vez que agradezcas tienes que sentirlo. Y para complementar comparto una pequeña historia:
“A una estación de trenes llega una tarde una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren se retrasará y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al kiosko y compra una revista, y en otra tienda compra también un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.
Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un periódico. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una, comienza a comérsela despreocupadamente.
La mujer se siente indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a ignorarlo haciendo como que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita, la exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.
Como única respuesta, el joven sonríe… y coge otra galletita.
La señora gruñe un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo una última galletita. ‘No podrá ser tan caradura’, piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Y con una sonrisa amorosa le ofrece media a la señora.
– ¡Gracias! – dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
– De nada – contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: ‘Insolente’.
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas… !Intacto!.”
¿Tú como prefieres ser?
Practicar la gratitud a diario y sentirnos agradecidos por lo que tenemos es una de las mejores medicinas! :)
hmmmm.... curious what this says.... maybe i will take spanish classes on steemit!
hola!! ahora yo en tu post,,muy bueno!! una palabra magica!!,,,votada seguida estamos apoyandonos!!
upvote , comentado y folow amig@ siempre es un placer devolver su aporte sigamos creciendo juntos Sigueme y te sigo
Si, hay que agradecer por lo que tenemos y también por lo que no tenemos, como por ejemplo, enfermedades, o familiares enfermos. La gratitud debe ser un principio, un valor, fundamental de toda persona que se precie como ser humano. Gracias Mine, por recordárnozlo!