El año pasado fui a una boda, usualmente en las bodas religiosas son de dos o tres parejas que aprovechan la misma misa, si hubiera sido un viernes, probablemente hubiera sido sólo una pareja, pero en domingo es bastante difícil, fue una misa muy interesante pues el padre dijo muchas anécdotas y cada que decía un frase, le daba crédito al autor, como si estuviera escribiendo un artículo con toda la rigurosidad de la cita APA.

Al terminar la festividad religiosa, decidí tomar un taxi para ir salón donde se realizaría la fiesta, pero como olvidé la invitación, no sabía a donde dirigirme, afortunadamente una joven se ofreció a llevarme, preguntó si iba a la boda de Angélica y le dije que si, inmediatamente me ofreció una torta de pavo con lechuga y una cerveza, lo cual se me hizo muy raro ya que íbamos a una cena, pero como no había comido esa tarde, decidí aceptarla, debo aclarar que sólo yo estaba tomando cerveza, ella tomaba sólo agua helada pues iba conduciendo.

Dos horas mas tarde y como ocho cervezas mas, se me hizo que ya llevábamos mucho tiempo en camino y no se en que momento agarramos carretera, le hubiera preguntado a donde íbamos, pero la verdad, no me importó, destapé otra cerveza y seguí oyendo la música metálica que ya empezaba a gustarme, nunca había oído a alguien tan entusiasmada en describir sus zapatos, como lo hacía ella, la verdad se me hizo algo exagerada, pero su voz era muy agradable y las cervezas cubiertas de hielo me relajaban completamente, no tuve mas remedio que dejarme consentir.

Para cuando llegamos a la quinta campestre, yo ya estaba bastante ebrio, me recosté sobre una banca y me quedé dormido, no se en que momento, la intensa luz de una bombilla de fotógrafo, de esas de quinientos watts, me despertó, mientras me tomaban una foto.

Mas tarde, una anciana se acercó a mi y me ofreció un brebaje que yo tomé sin preguntar, era un té extraño, que estaba hecho casi totalmente de romero, según dijo la anciana, minutos mas tarde me encontraba bailando la víbora de la mar con muchas personas desconocidas, traía yo puesta una máscara negra con brillos rojos y dorados y la joven traía una en color verde, en mi mano derecha traía un vampiro extra grande con doble tequila y en la mano izquierda una trompeta de plástico muy ruidosa.

Empezaron a liberar vapor de agua o algo así, que se veía de todos colores por los proyectores, todo era confuso, había ratos que no recordaba como había llegado ahí, parecía como si todo lo estuviera imaginando y cambiara a mi voluntad, mas tarde me encontré frente a la novia, estaba llorando sentada en el suelo, sus lágrimas corrían el maquillaje de su hermoso rostro. Hermoso rostro? Cual hermoso rostro me pregunté, si Angélica no es muy agraciada, limpié mis ojos nuevamente y me acerque de nuevo a la novia, fue cuando me di cuenta de que estaba en la boda equivocada.

Meses mas tarde, mientras hacía fila para cruzar la frontera hacia Laredo Texas, me encontré con la joven me había llevado a la boda extraña, me comentó que ella sabía desde el principio todo, pero que le parecía un tipo divertido

-Todo mundo habló muy bien de ti- me dijo

-Hasta me pidieron que te llevara a la fiesta que vamos a tener en Laredo- agregó

-Esta bien, nos vemos del otro lado-

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