La combinación de colores era armoniosa, solo que no eran colores vivos los que dominaban la composición. El gris y el negro, tanto en el cielo como en sus ojos, permitían ver que las sombras y el frio no solo anunciaban la tormenta, sino también la tristeza que había en sus corazones.

El esposo, vestido con su uniforme de prisionero, se aferraba fuertemente a la alambrada de púas. Deseaba retener en su mente la imagen de su bella esposa quien aún era libre y venía a hablarle desde el otro lado de la cerca.

Conversaban sobre el plan astuto que tenía para salir esa misma noche. Para correr a la libertad, a sus brazos. Para dejar atrás aquel mundo de injusticias y devolver un poco de alegría a sus vidas.

Se despidió finalmente disimulando su miedo. Había llegado la hora de prepararlo todo. La lluvia comenzaba a caer y luego de besarla solo le dijo: —Nos vemos del otro lado… amor mío.

Continúa en el próximo mensaje diario de 5 minutos del Spanish Freewrite…