Una extraña sensación que no había sentido antes, empieza a recorrer mis venas como una cascada de emociones. Por la grieta profunda del porvenir comienza a entrar una luz. Una brillante pero hermosa luz, incluso me atrevería a decir una luz sobrenatural y mágica que, aquí, caminando por estas calles, me hace vislumbrar algo que creía perdido; la esperanza.

Nunca había notado lo bello que eran estos árboles. Y es que cuando todo cobra sentido, notamos la profunda y sincera belleza del mundo.

Rostros que conozco de toda mi vida, por fin los veo como familiares. Sus honrados y espontáneos saludos hacia mi persona me producen una especie de paz y bonanza en mi interior. Devolverles el saludo fue grato, me sentí parte de este mundo.

Sigo caminando, y mientras avanzó y hago valer mi decisión de completar lo que me he propuesto esta mañana, más rostros conocidos me saludan desde sus escaparates, moradas o residencias.

Sin duda, este pueblo siempre quedará en mis memorias y guardado en mí para siempre si es que la vida se extiende más allá de la muerte. No me preocupo de ese problema; ahora que todo lo veo con claridad, sólo me importa apreciar estos cálidos y emotivos instantes. La vida es una cosa muy extraña, pero nosotros somos aún más extraños; todos especulamos cuando tratamos de darle un sentido a esto que llamamos vivir.

Yo no tengo claro el sentido de mi vida, pero por eso, es que ahora todo lo puedo ver más claro. Esta mañana, cuando me levanté de mi cama, me comprometí a realizar el acto más importante de toda mi vida. Requirió coraje y sufrimiento, pero, por primera vez en muchos años, las piezas de mi interior están en total armonía.

Aires de satisfacción pegan en mi rostro mientras camino; pequeñas hojas que, al desprenderse de las ramas de los árboles, diseminan la prosperidad del porvenir.
Sopla en mí la calma al vislumbrar el puente que me proponía a transitar, pero que realmente sólo unos pocos son lo que se atreven.

Me acerco.

Y me decido a cruzarlo, pero antes contemplo mi alrededor, es curioso como este lugar que tanto había rechazado, hoy le empiezo a tener un cariño. Comprendo y entreveo mi vida en un cerrar de ojos.

Cruzo el puente entre el final de la vida y el inicio de la muerte.