Mi jubilación

Han pasado 364 días desde que me jubilé. Los primeros 18 días me dediqué a dormir. Mi jubilación coincidió con la partida de mi hijo mayor, que era el único que aun vivía en casa; así que no había motivos para madrugar.

Esa alegría de los primeros dias dio paso al bajón en el día 22. Cuidar de mis hijos y trabajar en aquella oficina era todo el mundo que conocía.

Miré a mi alrededor la casa que había sido de mis padres y luego mía; la casa donde crecí y crecieron mis hijos. No se había pintado en años, los grifos botaban agua, el techo tenia goteras, las puertas chirriaban y el jardín era una selva. Tenía que rescatar mi hogar.

Fui con un contratista y me hizo un presupuesto y lista de materiales que yo no podía pagar. Decidí economizar y compré los materiales. Pagué por el arreglo del techo, eso no podría hacerlo yo misma. En 5 días estuvo el techo como nuevo.

Tardé 12 días en cambiar yo misma las llaves de los lavamanos y del lavaplatos. -¿Quién lo diría, que a mis 62 años iba yo ha aprender fontanería?- Me sentí revitalizada y feliz por el logro.

Habían pasado 53 días desde mi jubilación; las puertas ya no chiriaban, había hecho una venta de garaje para ayudar con los gastos y había adoptado un perro, al que llamé Camelot.

Me tomó 98 días limpiar y pintar cada habitación de la casa y otros 23 días barnizar las puertas, los muebles y los gabinetes de la cocina.

Los próximos días me dediqué a ir a la playa con Camelot, necesitaba descansar, aunque no demasiado; aun faltaba el jardín.

El día 201 comencé a remodelar el jardín. Desmalezar tomó una semana entera -Bastante rápido si consideramos la selva que era- fue quizá el trabajo más duro de toda la casa.

Tomé 2 días para recuperar el aliento y proseguí. Sembré geranios en las macetas y en el resto del jardín sembré semillas de unas flores amarillas que traje del parque.

Las primeras flores amarillas abrieron el día 267; hice un pastel de zanahoria para celebrar.

Han pasado 364 días desde mi jubilación. Ya no hay nada que limpiar o reparar, mi jardín luce hermoso, la casa parece nueva. Mañana vienen mis hijos de visita, después de un año sin verlos. Camelot y yo, somos muy felices.