La tecnología, una herramienta que nos acerca y nos aleja de la realidad
Durante los últimos años, el uso de la tecnología ha dejado de ser un lujo,para convertirse en una necesidad.La tecnología nos ha facultado para realizar investigaciones, para divertirnos, para realizar operaciones bancarias, para acercarnos a aquellos seres queridos que tenemos lejos, pero en ocasiones también para alejarnos de quienes tenemos cerca.
Cada día es más frecuente ver padres que para evitar conversaciones aparentemente fastidiosas o incómodas ponen en manos de sus hijos cualquier dispositivo electrónico que les permita ver el partido de fútbol, o conversar con las amigas sin ninguna interferencia.
Si vamos a un restaurante y miramos con atención,vemos como los clientes piden de entrada la clave del wifi para sumergirse en la red, no sólo mientras esperan la llegada de su plato,sino también cuando ya se lo están comiendo, de modo que comen sin disfrutar de su comida, ni de la compañia de los comensales que tienen a su lado.
La gente vive ensimismada en su celular, en su computadora, y se pierde de todas las cosas curiosas, bonitas, e importantes que suceden a su alrededor,es como si viviesen en un constante estado de ojos cerrados, y muchas veces cuando les toca abrirlos notan diferencias muy contundentes.
Todos muestran en sus redes cosas que a lo mejor son mentira o que quizás no son importantes, pero si se llegasen a quedar desconectados de la internet por espacio de más de una hora no sabrían qué hacer.Actualmente los niños, preguntan con gran asombro ¿Cómo hacíamos para divertirnos cuando no había internet? Se les hace imposible creer que con tan solo una cuerda de brincar, un trompo unos carritos o unas cuantas muñecas fuésemos felices.Realmente, si fuimos felices, comíamos del mismo plato sin asco y sin egoísmos,no usábamos antibacterial, nos mirábamos a los ojos al hablar, porque eso era lo que nos dictaban las normas del buen hablante y las normas del buen oyente. El bullyng existía,pero no teníamos idea de qué era eso.Si llovía, no nos escondíamos, sino que salíamos corriendo a jugar bajo la lluvia,nos tomábamos de las manos para cantar la rueda de pan y canela. Jugábamos con tierra sin ningún problema, porque sabíamos que antes de comer, debíamos lavarnos las manos y ya con eso se solucionaba cualquier problema.
Es hora de volver a sonreírnos de frente, de volver a abrazarnos sin pena. Ha llegado el momento de vivir esas pequeñas cosas hermosas y especiales que nos dejan recuerdos eternos, para los cuales es necesario desprendernos un ratico del teléfono móvil o de la tableta, para ver si se nos queda grabada en la memoria y en el alma, la sonrisa de nuestros sobrinos chiquitos o la mirada de esas hermosas amigas de infancia que nos acompañan a lo largo de la vida haciendo nuestra existencia más amable y feliz.