¿Es tu dieta muy extrema?
Hoy como cualquier principio de semana, donde personas al rededor del mundo están empezando una dieta hoy-mismo-ahora-si-de-estos-kilos-salgo-ya-no-volverá-a-pasar y etc., es normal que muchas veces la determinación nos lleve a extremos. Es decir, que ese ímpetu por llegar a nuestras metas y ver resultados, muchas veces nos vamos por el camino más extremo.
Muchos piensan que la dieta como tal tiene que ser una tortura y penuria y no wonder terminan por romperla una y otra vez, encontrándose en ese círculo vicioso de los extremos (el restrictivo y el del exceso). Pero muchos no ven las señales de alarma en sus planes de alimentación. Se niegan a ver si su dieta los está llevando por el camino de la privación. Y claro que hay señales que tu cuerpo te da sobre la realidad de tu dieta.
En la publicación https://www.freeletics.com/en/blog/ hicieron un listado interesante sobre esas señales que indican que tu dieta es demasiado restrictiva y que seguramente te llevarán al camino de resultados que no durará nada o que te impulsen a "romper" la dieta una y otra vez:
Tienes cero energía y te mueres del sueño: muchos relacionan el caerse del sueño después de comer con almuerzos copiosos. Lo sé, he estado ahí. Pero cientos de personas están modo me caigo frente al teclado de la computadora cuando no son ni las 11 de la mañana. Claro que hay días en que puedes tener más sueño que otros, o que de verdad sean de esas jornadas de trabajo o estudio #matenmeporquememuero del fastidio. Pero la mayoría de las veces, ese sueño eterno durante el día se debe a que no estás comiendo lo suficiente. Si tu dieta no te da el combustible que necesitas para funcionar, es normal que ese carro no ande. Muchas de las personas que hacen dietas muy bajas en carbohidratos o calorías en general andan como alma en pena durante toda su jornada diaria.
Tienes cambios de humor como quinceañera: yo sé que se ha hecho popular ese término de hangry (que viene de hunrgy: hambre y angry: rambioso) y seguro más de uno ha estado ahí. Pero la verdad es que el restringir tu ingesta calórica por largos períodos de tiempo puede afectar la "química" de tu cerebro. Eso hace que saltes de sentirte ansioso a molesto, a triste, desanimado y rematas con euforia en poco tiempo. Comer de manera balanceada ayuda a mantener tanto el azúcar en sangre como tus noveles de serotonina controlados.
No duermes bien: ve sumando todas estas variables, sueño durante el día, cambios de humor y en la noche, no duermes bien. Si buen a mí me parece normal que cuando estás en un plan alimenticio no te atiborres de comida y quedes con el estómago relleno, el acostarse con hambre puede hacer que no descanses. Y no es que los ruidos de tu estómago te van a despertar. es que el hambre hará que estés más alerta, más estresado y menos en situación de descanso. Lo peor de todo es que cuando no duermes mucho, tu metabolismo se ralentiza y aumentan los niveles de la hormona Grelina que es muy linda ella y te alborota el apetito, haciendo esa sensación de hambre eterna, eso, eterna.
Te quitaste un grupo alimenticio por-que-si: sean los carbohidratos, las proteínas o las grasas, el quitarte un grupo alimenticio, una categoría de comida sólo para conseguir ciertos resultados, difícilmente te puede ayudar a que mantengas un estilo de vida. Claro que ir quitándose el azúcar procesada puede ser una buena idea para algunos -yo realmente no lo hago- pero ya el quitarte las frutas "porque tienen azúcar" es como too much. Si no es por orden médica o porque de verdad te está cayendo mal algún alimento, no debes sacarlos de tu dieta a lo loco y sin orden.
Vives pensando en comida: esto es un clásico de la dieta restrictiva, ven comida y peor aún, calorías "atacando" en todas partes. Si el deporte nacional de tu cerebro es estar contando cuantas calores tiene ese sorbo de agua con esencia de limón que estás tomando, vives pensando en cuántas calorías comiste y cuántas quemaste, y el último pensamiento de tu mente antes de dormir no es una oración al Niño Jesús de las Mancuenas sino un resumen de tu ingesta calórica, quizás es hora de pensar que esta dieta se te está saliendo de las manos.
La idea de cualquier plan de alimentación –y ejercicio- es lograr hábitos que te acompañen de por vida. Y obviamente, vivir medio zombie por ahí no se parece a la vida normal de nadie (bueno, de los zombies pues). La verdad es que no tienes que irte a los extremos ni andar llorando por las esquinas. Un buen plan de alimentación seguro te hará ver resultados, quizás más lentos, quizás no dramáticos, pero igual ¿quien quiere tanto drama en la vida?
Muchos piensan que la dieta como tal tiene que ser una tortura y penuria y no wonder terminan por romperla una y otra vez, encontrándose en ese círculo vicioso de los extremos (el restrictivo y el del exceso). Pero muchos no ven las señales de alarma en sus planes de alimentación. Se niegan a ver si su dieta los está llevando por el camino de la privación. Y claro que hay señales que tu cuerpo te da sobre la realidad de tu dieta.
En la publicación https://www.freeletics.com/en/blog/ hicieron un listado interesante sobre esas señales que indican que tu dieta es demasiado restrictiva y que seguramente te llevarán al camino de resultados que no durará nada o que te impulsen a "romper" la dieta una y otra vez:
Tienes cero energía y te mueres del sueño: muchos relacionan el caerse del sueño después de comer con almuerzos copiosos. Lo sé, he estado ahí. Pero cientos de personas están modo me caigo frente al teclado de la computadora cuando no son ni las 11 de la mañana. Claro que hay días en que puedes tener más sueño que otros, o que de verdad sean de esas jornadas de trabajo o estudio #matenmeporquememuero del fastidio. Pero la mayoría de las veces, ese sueño eterno durante el día se debe a que no estás comiendo lo suficiente. Si tu dieta no te da el combustible que necesitas para funcionar, es normal que ese carro no ande. Muchas de las personas que hacen dietas muy bajas en carbohidratos o calorías en general andan como alma en pena durante toda su jornada diaria.
Tienes cambios de humor como quinceañera: yo sé que se ha hecho popular ese término de hangry (que viene de hunrgy: hambre y angry: rambioso) y seguro más de uno ha estado ahí. Pero la verdad es que el restringir tu ingesta calórica por largos períodos de tiempo puede afectar la "química" de tu cerebro. Eso hace que saltes de sentirte ansioso a molesto, a triste, desanimado y rematas con euforia en poco tiempo. Comer de manera balanceada ayuda a mantener tanto el azúcar en sangre como tus noveles de serotonina controlados.
No duermes bien: ve sumando todas estas variables, sueño durante el día, cambios de humor y en la noche, no duermes bien. Si buen a mí me parece normal que cuando estás en un plan alimenticio no te atiborres de comida y quedes con el estómago relleno, el acostarse con hambre puede hacer que no descanses. Y no es que los ruidos de tu estómago te van a despertar. es que el hambre hará que estés más alerta, más estresado y menos en situación de descanso. Lo peor de todo es que cuando no duermes mucho, tu metabolismo se ralentiza y aumentan los niveles de la hormona Grelina que es muy linda ella y te alborota el apetito, haciendo esa sensación de hambre eterna, eso, eterna.
Te quitaste un grupo alimenticio por-que-si: sean los carbohidratos, las proteínas o las grasas, el quitarte un grupo alimenticio, una categoría de comida sólo para conseguir ciertos resultados, difícilmente te puede ayudar a que mantengas un estilo de vida. Claro que ir quitándose el azúcar procesada puede ser una buena idea para algunos -yo realmente no lo hago- pero ya el quitarte las frutas "porque tienen azúcar" es como too much. Si no es por orden médica o porque de verdad te está cayendo mal algún alimento, no debes sacarlos de tu dieta a lo loco y sin orden.
Vives pensando en comida: esto es un clásico de la dieta restrictiva, ven comida y peor aún, calorías "atacando" en todas partes. Si el deporte nacional de tu cerebro es estar contando cuantas calores tiene ese sorbo de agua con esencia de limón que estás tomando, vives pensando en cuántas calorías comiste y cuántas quemaste, y el último pensamiento de tu mente antes de dormir no es una oración al Niño Jesús de las Mancuenas sino un resumen de tu ingesta calórica, quizás es hora de pensar que esta dieta se te está saliendo de las manos.
La idea de cualquier plan de alimentación –y ejercicio- es lograr hábitos que te acompañen de por vida. Y obviamente, vivir medio zombie por ahí no se parece a la vida normal de nadie (bueno, de los zombies pues). La verdad es que no tienes que irte a los extremos ni andar llorando por las esquinas. Un buen plan de alimentación seguro te hará ver resultados, quizás más lentos, quizás no dramáticos, pero igual ¿quien quiere tanto drama en la vida?
My motto:
Listen, smile, agree, and then do whatever you were gonna do anyway.