A MIS AMIGOS EN EL RECUERDO Y LA FELICIDAD
A MIS AMIGOS EN EL RECUERDO Y LA FELICIDAD
Me vuelve loco la idea de ser pájaro, elevarme y observar desde lo más alto el actuar de la humanidad, luchando infinitamente por la felicidad y solo ver caminantes errantes, por todos los tiempos nos enseñaron a buscarla por los medios incorrectos sabiendo que siempre ha estado dentro de nosotros, solo debo saber cómo extraerla de las entrañas. Hoy cansado de recorrer distancias, buscando y observando paisajes de concreto o tierra forrada por terciopelos verdes. Anhelo respirar el oxígeno puro, dejar el olor de una ciudad contaminada. Escuchar el canto de otras aves y olvidar el estruendoso rugir de la humanidad. Puedo soportar la idea de ser adulto pero jamás dejare de volar como un niño.
Se me parte en dos el cerebro y el corazón, se me esfuma con la idea de dejar de tener ilusiones, me hace llorar como si la digestión se me hiciera en los lagrimales, entonces cruzaría ciudades y mares derramando lágrimas al ver a mis alrededores como la gente ha dejado bajo sus almohadas la imaginación para vivir.
Puedo soportar la idea de ser adulto, Estos últimos días estaba en el destino perfecto para soñar y encontrar la realidad. Esa noche se transformaban los objetos, trataba de escucharlos y al darme cuenta que siempre me acompañaba una luna, quería saber todo sobre la noche. Yo me preguntaba varias veces ¿qué es la noche y que hay dentro de ella? Y solo respondía hay magia y sueños, mundos paralelos e imaginarios, me explicaba teorías de la vida en medio de un mundo perfecto a la orilla del mar que mojaba mis pies y se cubrían de arena al caminar, me cubría la luz de un objeto que reflejaba por todos lados y cada vez se acercaba más, al parecer se interesaba en mis teoría de viaje. Esa noche observaba seres tratando de luchar por la vida, que apreciaban a la naturaleza y el sentido del destino. Más tarde al regresar estaba cubierto por sus brazos que no sé cómo describir pero sé que era hermoso y me transportaba por mundos utópicos. Al cerrar los ojos y seguir soñando aun mi cara dibujaba una sonrisa que cubría todo mi rostro, y así fueron varios días, navegando en mundos espectaculares de imaginación indescriptible acompañados. Y aún conservo esa sonrisa que ahora se ha convertido en mi carta de presentación tan solo por haber recuperado la parte espiritual dentro del lenguaje internacional. La felicidad me representa, y la encontré en las cosas más sencillas.
Hoy me desperté feliz y aún sigo postrado sobre la cama, no puedo desperdiciar más tiempo. En realidad nada me preocupa más que regresar del exilio. Durante estos años parecía nómada, visite tantas ciudades. Conseguía empleos con horarios exhaustivos, mal pagados, con puestos que nadie merecería y con malos tratos. Hoy regreso a casa, llegare al anochecer. Seguramente esta es mi última mañana de plena felicidad.
Decidí ir a la terminal de autobuses y estoy parado frente al mostrador, la vendedora me recibe con la pregunta que ella hace cientos de veces al día y con esa sonrisa obligada de cortesía ¿A qué destino quiere su pasaje? Quede mudo por segundos y respondí: de regreso a casa fuera de la monotonía y donde encuentre paz, me repitió la pregunta, con una cara de confusión ¿A qué destino quiere su pasaje? Y enseguida mi cerebro observo los destinos y eligió uno para mí. El autobús comenzaba el recorrido de regreso, tan rápido pasaban las imágenes de los paisajes que se recorrían como segundos de mi vida. A nadie le tenía confianza, a nadie le importaba que pasaba en un exilio. Esa tarde había un doble sol sobre mi ventana que se escondía en mi sillón y algún otro que se ocultaba sobre las montañas, logre ver ríos que subían por el cielo puedo afirmar que era bello, si creo era increíble. No había nada más, solo ese sonido que tantas veces se escucha cuando se está sobre la cama, tan hueco pero lleno de vida, lo escuchaba dentro de mí y recorría mi cuerpo desde la cabeza hasta las puntas de los pies. Al parecer estaba nervioso ese día, estaba ahí parado y con mirada fija, no podía hablar y sabía que era un momento que nunca olvidaría. Me pregunte si era posible y decidí moverme hacia adelante, avance dando un paso y continué, de pronto me encontraba moviéndome lentamente en la oscuridad dejando el pasado en el olvido. Sabía que tenía un lugar a donde llegar, era tan largo pero conocía el camino.
Al llegar a casa me reciben con un gran festejo. Se habían presentado a mi regreso personas que no recordaba o no conocía, y los que conocían solo murmuraban -- ¡ha regresado el desgraciado!--, estaba cansado y decidí sentarme en aquel sofá verde de la sala donde se sentaba mi padre que nunca volvería a ver, solo miraba con atención a los que habían asistido llenos de egoísmo, farsas, mentiras e hipocresías. Pero existía la excepción en el lugar, entre todos los recuerdos que recordaba, faltaba la fotografía de mi infancia jugando con una pelota, destellante, un brillo fugaz llamo la atención de mis ojos, en seguida me pare, fui a donde se encontraba, me logro arrebatar una sonrisa que hace mucho no mostraba. Esa noche fue tan corta que sentía lo que era volver de un exilio. Parecía que no hubiera pasado nada, había vuelto la felicidad, y solo me quedaba decir esa noche que no me había ido bien hace mucho tiempo, hace rato que no la paso bien, estoy cansado y quiero encontrar el lugar donde pueda vivir tranquilo y en paz.
Cuando decidí irme a dormir, había descubierto de nuevo la felicidad, y no comprendía porque la gente derramaba lágrimas, si estábamos en una fiesta, donde siempre quiero quedarme. Solo estoy de paso y quiero irme para siempre, quiero que el recuerdo sea haga mi nueva historia y mi futuro. A mis amigos les digo que los estaré observando desde el aire y los estaré esperando para cuando quieran unirse a este vuelo infinito al que nos lleva la gracia de la muerte.
CHRYSTIAN OBREGON PADILLA