La Voz Bautista (mayo de 1954, Chile), Cristo y los derechos humanos, La escuela dominical, La camioneta con alas, Resplandores de una vida, Bendiciones en invierno, Amós condena la injusticia social, Elias desafia a los profetas, Cristo la simiente
La Voz Bautista 46:5 (mayo de 1954), publicación bautista chilena, Honorio E. Espinoza, Director. Temas claves:
Pág. 2: “Cristo y los derechos humanos” (Cornelio Gatica A.)
Pág. 3–4: “La escuela dominical” (E. Báez)
Pág. 4–5: “La camioneta con alas” (Juan Parra V.)
Pág. 5–7: “Resplandores de una vida” (Ricardo Álvarez)
Pág. 7: “Bendiciones en invierno” (Oscar Pereira)
Lecciones de Escuela Dominical
Pág. 9–10: “Elias desafia a los profetas”
Pág. 10–11: “Elias reprende a Achab”
Pág. 11–12: “Miqueas se enfrenta a los falsos profetas”
Pág. 12–14: “Descubrimiento de recursos espirituales”
Pág. 14, 24: “Amós condena la injusticia social”
Pág. 24: “Cristo la simiente”
Página 2 continúe el artículo comenzado en mayo sobre Cristo y los derechos humanos.
"Pero no sólo la falta de libertad provoca desigualdad. La condición humana los defectos humanos, también la provocan. A pesar que la ley establece la igualdad para todos, en la práctica vemos que no siempre es una realidad. El mundo está lleno de diversas formas de desigualdad, que hacen mucho más difícil la vida. El egoísmo, el orgullo, la vanidad provocan odiosas desigualdades.
El cristianismo nos enseña que todos somo iguales antes Dios, porque somo sus creaturas [sic]. El plan de Dios de redención es un plan universal, incluye a todos los seres humanos, sin distinción. Refresquemos otra vez nuestras mentes con algunos pasajes bíblicos: [Hechos 17:26; Hechos 10:34 y 35; Efesios 6:9; Gálatas 3:28; Romanos 10:12; Romanos 3:22 y 23]. El concepto de igualdad cristiana significa, entonces, igualdad de posibilidades; el camino abierto a la perfección, al que mejor rinda. La idea de igualdad cristiana no significa hacer descender nuestra vida a niveles inferiores, sino al contrario, elevarnos a un plano superior de perfección. Plano al cual todos los seres humanos pueden tener acceso, si escuchan y hacen la voluntad de Dios.
Hablemos ahora de la Fraternidad. Esta bella palabra representa para los seres humanos un gran ideal. Etimológicamente esta palabra viene del latín “fraternis” y significa en esencia, hermano. Esta palabra grande y profunda, que habla más al espíritu que a la materia, encierra múltiples aspectos. La fraternidad es algo más que la sencilla amistad y el compañerismo. Es el amor de los hermanos.
La fraternidad es, tal vez, el postulado de mayor trascendencia filosófica. Puede existir, aunque transitoriamente hayan desaparecido la Libertad y la Igualdad, porque la Fraternidad no sólo tiene el valor biológico que pueda producir la comunidad de sangre: mas que eso, es la comunidad de espíritu de los hombres, cualquiera que sea su raza, color o religión. Bajo el látigo de la opresión y la esclavitud los hombres fraternizan , adquieren unión y comunidad espirituales, y luchan hasta conseguir libertad.
La fraternidad es fuente inagotable de virtudes y de armonía. Nos da fortaleza para obrar, porque sentimos en torno nuestro, el apoyo de los que como nosotros piensan. Sin esta base nos apoderaría la inquietud, la timidez la decadencia y la ruina.
En este sentido la fraternidad es el más firme pilar del cristianismo. La comunidad espiritual que produce nos une a todos los cristianos a través del tiempo y de las distancias.
Veamos que nos enseña el cristianismo de la Fraternidad: [Malaquías 2:10; Juan 13:35; Juan 15:12]". (página 2)
En página 3 habla las razones de por qué deberíamos amar la escuela dominical.
"¿Pero es verdad que debemos amar la Escuela Dominical? ¿Por qué motivo? Nosotros aprendimos amarla muy en l mañana de nuestra juventud; de esto hace ya muchos años. Aprendimos muchos y seguimos aprendiendo. Cierto, la Escuela Dominical no nos ha llevado al campo de la ciencia y de la literatura; pero a verdad es que nos enseñó a “escudriñarlo todo”, y a saber retener lo bueno; puesto que “el temor de Dios es el principio de la sabiduría”.
¡Qué! ¿eramos buenos cuando a ella asistimos? Lejos de eso. Como muchachos nos parecíamos a todos los de esa edad inquieta, bullanguera y bulliciosa. Pero pronto aprendimos a ser serios, interesados y respetuosos; y eso lo alcanzamos porque la Palabra de Dios se adentró en el corazón. He ahí la deuda a la Escuela Dominical.
Y fuimos profesor de niños, y después de jóvenes después; más tarde Superintendente. Seguramente ustedes dirán, ¡es un pozo de saber! No lo crean. Un poquito más que el conocido profesor Ciruela, que tal vez van a conocer. Lo que ha sucedido es que hemos amado la Escuela Dominical; y la amamos porque conocimos a Jesucristo, el singular Maestro que nos amó primero...Es un juicio que nada tiene de exagerado, puesto que sabe lo que dice, y dice los que sabe. Los jóvenes a su vez deben tener muchos motivos para amar la Escuela Dominical. La edad joven es la edad de las inquietudes, de querer saberlo todo y por si mismo; y muy presto a poner oído a ideales y doctrinas que no le van a hacer bien en la mayor edad; o a buscar las distracciones en los moldes dorados donde practica la mayoría.
Esta es un peligro que induce a dejar la Escuela Dominical por los pasados tiempos falaces y tentadores. En nuestra experiencia recordamos que no faltaron los Manolos y los Juanillos que los domingos hacían su cimarra a la clase. Averiguando la causa nos enterábamos que Juanillo se había ido al fútbol y Manolo a la carrera hípica". (página 3)
Página 5 menciona la partida del misionero a Argentina Dr. Sowell.
En página 24 habla de Cristo el simiente.
CRISTO LA SIMIENTE
"Señor, tú la simiente, y yo la tierra negra y rica de aluvión… El concepto agrario de la función terrena del Cristo eterno… Evangelio de la gleba, del terrón que levanta el arado, y del siervo afecto a la heredad, que es parte de ella y con ella se vende… Porque Cristo, es todo, es simiente también: semilla en busca de suelo amante y querendón: suelo como el de mi alma hambrienta de servir… Sírvate yo de tumba, Simiente milagrosa de la redención… Redención de todo lo que germina y nace y crece y se hace árbol florido, con ramas que se extienden hacia los cuatro vientos y hacia arriba en busca del sol… Redención de la suma entera de lo creado: de lo cread por Cristo, imagen del Dios invisible y primogénito de toda criatura; porque por él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra; por él, que es antes de todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, ahora y siempre..." (página 24)