La Voz Bautista (diciembre de 1953, Chile), El milagro de Belén, ¡Navidad!, ¿Conoces a tu Cristo?, La unidad de todos los pueblos, El príncipe de paz, Venga tu reino, Dios revelado en Cristo
La Voz Bautista 45:12 (diciembre de 1953), publicación bautista chilena, Honorio E. Espinoza, Director. Temas claves:
Pág. 2–3: “El milagro de Belén” (A. T. Kramer)
Pág. 3: “¡Navidad!” (F. Rennes)
Pág. 10: “¿Conoces a tu Cristo?”
Lecciones de Escuela Dominical (a cargo del Pastor A. Olmedo)
Pág. 15–16: “La unidad de todos los pueblos”
Pág. 16–17: “El príncipe de paz”
Pág. 17–18, 24: “Venga tu reino”
Pág. 24: “Dios revelado en Cristo”
Página 3 habla del milagro de Belén visto en nuestra salvación.
"Este milagro de Belén es nuestra salvación. El ángel lo dice: “No temáis: os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la cuidad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. No temáis: el Salvador de todos los pecadores ha nacido. El salvará a su pueblo de todos sus pecados. Este Salvador es capaz para cumplir su cometido. El es Cristo, el Señor Dios, Dios de Dios, el Príncipe que trae la paz, solaz, y la salud para todos los pecadores. Dios mismo asume la carne y sangre humana para limpiarnos y librarnos del pecado y de la muerte. Tú, abrumado por la carga de tus pecados; tú, que te sientes atormentado por causa de tus transgresiones, a todos los pecadores: “Os ha nacido el Salvador”. “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree no se pierda, más tenga vida eterna”. Pasemos, pues a Belén en espíritu, para ver en plena confianza este milagro de Dios, y aunar nuestras voces con las de los ejércitos del cielo: “Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”. Amén." (página 3)
Página 10 querella con el cristianismo light.
"Hay distintas maneras de conocer las cosas. En la escala del conocimiento tenemos una extensa gradación . A veces conocemos un objeto cualquiera tan ligeramente que casi equivale a no conocerlo.
Un campesino, por ejemplo, que vaya a La Habana, y pase allí una semana, al regresar a su bohío, donde viva, en el interior de nuestra isla, puede alegrar que ya conoce la capital de Cuba.
Ciertamente, ese campesino conoce La Habana, por haber visto sus paseos, calles, etc., pero el habanero, nacido y criado en dicha cuidad, la conoce mejor que él.
Otro tanto pasa respecto a la religión cristiana. Unos conocen a Cristo tan a la ligera, como el campesino cubano en relación con la capital de su país y otros como el habanero antes citado.
Hay muchos que conocen a Cristo solamente por el lechón, asado de “Nochebuena” y la abstinencia de carne en la “semana santa”." (página 10)
Página 11 habla del cristiano tradicional versus el consecuente.
"Una cosa es conocer al Maestro tradicionalmente, y otra es muy distinta, conocerlo por tener trato frecuente con él, leyendo sus enseñanzas en el “Nuevo Testamento” y asistiendo con frecuencia a los servicios religiosos celebrados,. En un templo cristiano.
El verdadero cristiano no es el tradicionalista, sino el de convicciones profundas. A Jesús hay que conocerlo bien, en forma tal que sintamos su constante presencia en nuestra vida.
Tengamos a Cristo en nuestra mente y en nuestro corazón, todos los días del año. ¡Que nuestra vida y acciones estén en armonía con los preceptos cristianos!
Una cosa es decirse cristiano, por ser esta religión tradicional de nuestro país y otra, obedecer sus preceptos, conforme se hallan en el “Nuevo Testamento”." (página 11)