Finjo que nazco de tu muerte este día 30 de noviembre. Finjo que porto el rostro de nosotros en el verso extraviado de la orfandad. Sentado en mi silla, de trabajo y placer, tomando chocolate caliente para celebrar, escribiendo estas líneas, tratando de alcanzarte en las navegaciones del día, leo tu obra por primera vez, otra vez, y repaso nuestro Livro do Desassossego sin fin.

Tú y yo insólitos dentro de nosotros mismos. Tal vez exhibimos una entidad ajena, o ninguna. Y fingimos engañar con letras intraducibles que surgen del curso cósmico de nuestras manos y con cada gesto la máscara cambia de otredades bajo la luz del teatro de sombras y su función estelar. Yo finjo salir de la profundidad del alma para llevarte sobre mis hombros hasta la ulterior soledad.

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Yo cargo mi propia muerte desolada en este día que apenas empieza con tu recuerdo que vivo, que fuimos y no soy. Te acompaño y finjo en el viaje de estas horas bebiendo el humo, las sombras calientes de la vida. Yo, que sé cuánto pesa ser estas personas que arrastro hasta el vertedero equinoccial de los sueños, finjo tu voz y tu silencio de invenciones.

Siento tu dolor y tu existencia convertido en disfraz secreto, en el ritual de las personalidades enfermas que oculto, en lo poco o nada que muestra el antifaz. Como tu espíritu en fuga yo sufro este desconsuelo por el acantilado de la estación presente. Tú y yo, diluidos en el fingir que fingimos ser, extraviamos la identidad en una búsqueda ciega y perdida.

También el tiempo es un heterónimo que nos cambia, nos altera, nos esconde el parlamento del personaje que finalmente somos, o no somos, ambos. Múltiple y expandido de ti, finjo la vida desde la muerte Pessoa: Persona, Máscara, Poeta.

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@oacevedo (Oswaldo Acevedo)*. Escritor y editor. Aficionado a la fotografía. Autor de los poemarios Ahora que cuervo los ojos (1986); El llamador (1996); Umbre/Canción de hijo de la noche (2006) y Pharo de Las Espheras (2016).

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