Mi muy corazón mío, no sabes cómo se me pone el corazón de pequeñito al leer tu texto. Los mismos sentimientos aprisionan este corazón que por padecimiento es gemelo al tuyo. Wilins se va con la maleta repleta de abrazos, de esos que sirven para cuando haga frío y sobre distancia. No quiero pensar en más despedidas, pero la última estrofa de tu poema es un indicio de que el pensamiento te ronda. Sean ustedes nuestros embajadores, digan que hay aquí talento y que los que aún estamos caminando este país, lo hacemos con la esperanza de ver volver a todos los que se han ido, de allí que siempre digamos: "no es un adiós, sino un hasta luego". Te abrazo.