Como quiero ser sincera a partir de este momento no te voy a decir que el tema es interesante, sino interesantísimo. Como me has hecho recordar eventos donde he sido incapaz de ser sincera por no herir los sentimientos de otras personas.

Ahora con el tiempo (edad) he aprendido a decir las cosas despacito despacito midiendo las palabras viendo a los ojos a la persona a ver su reacción y si tengo que cambiar el sentido a mis palabras, suavizándolas.

Qué difícil es decirle a una persona mijo tu boca huele mal, la reacción natural es echarte hacia atrás y colocar tu cara en ángulo que la nariz no reciba en forma directa aquel mal olor. Lo sé porque me ha pasado. Logras algo en el momento si le dices a esa persona que su boca huele mal, o deja de hablarte, o busca un caramelo, o simplemente no le importa. Antes cargaba chicles y se los regalaba disimuladamente pero ahora cuestan un ojo de la cara.

A veces hay reacciones sinceras que no logras evitar: Que bello eres, perdón quise decir, que bello está el paisaje, reacciones naturales que acomodas en el camino…con esta me he reído muchísimo porque se su origen y autoría. La sinceridad salio del corazón mismo, los ojos no mienten.

Con los niños es más complicado, por ejemplo yo me crie en la época en donde si te pelaban los ojos, salías inmediatamente de la sala o cerrabas la boca. Ahora no, los niños te dicen ¿tienes algo en el ojo mamá? Yo no quería eso para mis hijos, quería que contestaran, que intervinieran, que pensaran por sí mismos. Pero enseñarles a los niños el límite entre lo que se puede o no y las mentiritas blancas es complicado.

A veces he agradecido una opinión sincera de otros, nos pega, nos afecta, no crean que no, pero cuando te dicen la verdad lo superas con más rapidez que con un engaño, el cual tendrás que seguir manteniendo, hasta que lo descubres y has perdido un tiempo valioso para sanar y aprender. @bert0