Bienaventuranzas del educador católico
Bienaventuranzas del educador católico
Por: Antonio Pérez Esclarín ([email protected])
1.-Bienaventurado el educador que vive agradecido el don de su vocación, reconoce humildemente que es un instrumento en las manos de Dios para mostrar a todos su amor de Padre, y no tiene el corazón apegado al dinero, a los cargos, ni a los títulos.
2.-Bienaventurado el educador que no es esclavo del reloj y los horarios, que enseña siempre y en todas partes con la palabra y el ejemplo, que vive lo que enseña y su vida es su principal lección.
3.-Bienaventurado el educador que sabe leer el corazón y la mente de sus alumnos, que es capaz de descubrir y comprender sus temores, sentimientos e ilusiones, y enseña a soñar sueños de justicia y de grandeza y a ser fuertes y constantes en la construcción de sus mejores sueños.
4.-Bienaventurado el educador que no sucumbe al desaliento, el conformismo y la rutina, que acude cada día con el corazón maquillado a la fiesta del aprender y el compartir, y renueva cada día su compromiso y su esperanza.
5.-Bienaventurado el educador que no acepta un solo niño o joven sin educación o con una educación mediocre, y se esfuerza por formarse permanentemente para dar lo mejor de sí y ayudar a cada alumno a desarrollar sus potencialidades.
6.-Bienaventurado el educador que nunca excluye, ofende o maltrata, ni con la palabra, los gestos o las acciones, y que, porque tiene el corazón en paz, es un verdadero constructor de paz.
7.-Bienaventurado el educador cuya honestidad y entrega no siempre es comprendida por sus compañeros, directivos, o familiares, y denuncia con coraje y con valor las prácticas deshonestas, autoritarias, injustas, antipopulares, sin importar las consecuencias que le traiga.
8.-Bienaventurado el educador que es capaz de reconocer sus propios errores y equivocaciones y se esfuerza por no volverlos a cometer, capaz de pedir perdón cuando ha fallado y siempre dispuesto a perdonar y a dar una nueva oportunidad.
9.-Bienaventurado el educador que acepta y ama entrañablemente a cada alumno, en especial a los más carentes y necesitados, que ama su profesión y se esfuerza cada día por ser mejor, por desempeñar mejor su labor y convertir sus salones en talleres de aprendizajes alegres y compartidos.
10.-Bienaventurado
Que hermoso, bienaventurado el que entrega su vida para hacer el bien.