Del islam a fan de Bad Bunny: Mujer y un descendiente de Mahoma que se salen del Islam
Nao es la personificación de esa resistencia. Es activista sin descanso hasta para declararse admiradora de Bad Bunny. Se hartó hace un año de que su padre le agrediese física y emocionalmente porque quería tener una vida propia -«mi futuro iba a ser la casa de mi marido, mi padre me lo dijo con esas palabras y yo no podía consentirlo»-y, por lo tanto, al margen del Islam; buscó una plataforma que le ayudase a librarse de esa situación y que le orientase, y no la encontró; así que la creó. Y se dio cuenta de que «hay muchos más y no estamos solos».
Sus miembros, todavía unos veinte socios y unos 50 seguidores o simpatizantes, se comunican por grupos a través de Telegram o de Whatsup. Están siempre conectados. Los llamaremos los 70 apóstatas aunque los haya ateos, agnósticos o personas que sencillamente ponen en duda los preceptos del Islam sin dudar necesariamente de que haya un ser superior. Forman parte de un movimiento, de jóvenes sobre todo, que reaccionan al neoconservadurismo islámico surgido en Europa, desde Alemania, Inglaterra o Noruega.
Son el movimiento emergente entre los jóvenes musulmanes más descreídos de Europa. Por renunciar a la fe en Alá y postular una vida laica, se enfrentan al repudio de los suyos. El ateísmo está castigado con la pena de muerte en el Islam. Hay hasta un descendiente de Mahoma. La impulsora de la primera Asociación de Exmusulmanes en España tiene 21 años, la piel tatuada y da la cara por todos ellos
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