662 horas
Hay solo un tiempo para respirar hondo.
Es lo que mi cuerpo se permite, un solo tiempo...
No creo en las casualidades de esta vida que me agobia en diversos escenarios.
Quiero reír y cantar, aun cuando la aceptación es irregular.
Sentir es una virtud llena de gravedad espacial. Hay sentimientos que te lanzan al vacío y quedas inerte en el espacio / terrestre.
Puedes ver como las horas pasan, pero no pasa tu alma en mar embravecido.
Puedes ver como el café se enfría, pero no se aplana la llama en tu alma.
Puedes comprender las situaciones sociales, pero no puedes comprender el latido de tu corazón a mil por horas.
Quiero sentarme y pensar sin perderme en la oscuridad de mi mente.
Es difícil insistir en que las respuestas caerán como caen los pájaros en el árbol del frente.
Y qué maldita la insistencia en difundir alegraría cuando la superficialidad arropa cada centímetro de mi patética vida.
No soy una persona feliz, solo me mueve la pasión por lo divino.
Pero lo divino no se encuentra ahora mismo en la yema de mis dedos y la vida solo se vuelve un bucle.
Un bucle bufón que se ríe de mis días que ya no son días ¡son solo horas!
Solo seiscientos sesenta y 2 horas con 20 minutos y 30 segundos desde el 15 de marzo.
Hay un solo tiempo para respirar hondo… Y es ahora mismo.