En marzo del 2014, mi familia y yo fuimos a visitar a mis tíos, que viven en una ciudad de España llamada Valencia. Yo estaba fascinada por el clima, que era muy frío porque era invierno (una hermosa lejanía al calor infernal de mi pueblo), y por la arquitectura del lugar, que presentaba una mezcla increíble entre barroco y moderno. Mis tíos nos recibieron con cariño y nos mostraron en un tour rápido la ciudad.  

   Me pareció interesante que, aunque técnicamente Valencia es una ciudad española, la mayoría de sus habitantes hablaban su propia lengua: el valenciano, un dialecto más o menos comparable con el catalán en Cataluña. Todo estaba en valenciano: las señales de tránsito, los afiches, los carteles, los nombres de tiendas en las calles. Y cuando le hablabas español a un local, te miraban feo y te respondían en español a regañadientes.  

   No obstante, mis tíos dijeron que habíamos llegado en el perfecto momento para presenciar la fiesta local más grande e importante de todo el año (sí, más que Navidad)…las FALLAS.  

   Son esculturas hechas de madera, papel, cartón piedra y otros materiales inflamables (ajá, esperen). Generalmente tocan un tema satírico o de crítica a cosas de la actualidad. Cada barrio de la ciudad tiene una Comisión Fallera, cuya meta es pasar tooooodo el año recolectando fondos para diseñar y crear estas maravillosas esculturas (que van desde 1m de altura a fácilmente 40m), pintarlas, decorarlas, exhibirlas, concursar para el premio de la mejor falla, y quemarlas…Sí, leyeron bien, QUEMARLAS. El trabajo duro anual de cientos de personas, quemado. Pues esa es la tradición. Y yo tuve el honor de formar parte de ella. 

   Estas son las esculturas pequeñas que siempre adornan las fallas. Generalmente una falla adulta está compuesta por una escultura grande central, la cual está rodeada por varios ninots que la complementan. Hay una exhibición de los ninots antes de colocarlos en sus respectivas fallas y pude ir a verlos todos. 

   La semana fallera empieza desde el 15 de marzo, aunque el evento de las fallas como tal empieza desde PRINCIPIOS de marzo. Es tradición que en las semanas antes de las fallas se hagan mascletàs todos los sábados a las 2pm (y luego todos los días en la semana fallera). Esto consiste en un show de petardos que dura aproximadamente 10 minutos. Pero estos no son unos fosforitos y ya. Mientras MÁS duro suene esa vaina, mejor. Cientos de personas se reúnen en la Plaza del Ayuntamiento para ver (o más bien escuchar) el show.  

   Como les dije, propiamente la semana fallera empieza el 15 de marzo, con la plantà de las fallas. La plantà es, supongo, la plantada de las esculturas, es decir, se colocan las fallas en donde van a ser exhibidas y donde las van a evaluar: en su barrio correspondiente. Cada comisión planta una falla adulta (las grandísimas que vieron en las fotos de arriba) y una falla infantil (hasta 3m). Esta última trata temas un poco más accesibles a los niños. Ahí pasarán 4 días, durante los cuales los jueces verán cada falla y escogerán la mejor para darle el primer lugar. Hoy día se plantan más de 800 fallas. 

   Cada comisión tiene una fallera mayor y una fallera menor (una adulta y una niña). El 17 y 18 de marzo, todas las comisiones se unen con sus falleras y falleros, vestidos con sus trajes típicos falleros. Estos hacen un TREMENDO desfile por las calles principales de Valencia (con bandas musicales), con el fin de llegar a la Plaza de la Virgen. Allí se encuentra una representación de la Virgen de los Desamparados, es una escultura grande con la cabeza de la virgen, pero el cuerpo está vacío y hecho de cabillas de metal. ¿La razón? Cada fallera lleva en el desfile una rosa blanca o roja y cuando llega a la virgen, la deposita a sus pies como ofrenda. Desde ahí, el artista encargado de diseñar el manto de ese año le va colocando las flores a la estructura, para terminar con un manto completamente hecho de flores. El diseño final es espectacular. 

   Como ninguna comisión quiere que sus calles queden oscuras ni que la luz no le llegue a sus fallas, colocan muchas decoraciones de luces en cada parte de Valencia para atraer a la multitud a sus barrios. Sin embargo, algunas se pasan y ponen un poquito más que otras.  

   Los shows pirotécnicos, como ya vieron con la mascletà, son el goce de estos valencianos. Pero como aquellos son durante el día, ¡necesitan uno de noche! Aquí es donde entran los Castillos de Fuego. Son shows de fuegos artificiales llenos de sonidos y colores que siempre tienen un final estruendoso y mágico. El más impresionante se realiza el 18 de marzo en un espectáculo llamado Nit de Foc (noche de fuego). 

   Ya elegidos los primeros lugares para la falla adulta y la falla infantil, el 19 se da la cremà (que supongo que es la cremada o cremación en español). Esta es la única parte de las festividades que no entiendo, pero que los propios valencianos más parecen anticipar con emoción. Las fallas están colocadas sobre muchísima arena para que el fuego no queme el asfalto y siempre tienen a un escuadrón de bomberos listos para emergencias. Las fallas que ganaron el primer lugar son las últimas a quemar. La fallera mayor es la que enciende la mecha que va a quemar sus hermosas esculturas. Siempre lloran cuando hacen esto. Las entiendo, pero igual es un hermoso espectáculo de ver. 

   Espero que les haya gustado y que hayan aprendido sobre estas festividades maravillosas que se dan en Valencia. Todo lo que expliqué fue de una combinación entre mi memoria (que es bien mala) y la página oficial de las fallas. Hay otras cosas muy chéveres sobre las que no hablé pero que son bien interesantes: