Crecer
De a poco el mar arma su embestida. Y daría la impresión de que la ola que vuelve construye a la siguiente. Mientras una retrocede vencida por la costa, por ese pedacito de arena que nunca va a alcanzar, la otra arma su cuerpo. Y se yergue orgullosa en una cresta digna de esplendor para luego romper en fervor sobre la ola abatida con la esperanza de conquistar ese poco más de arena en nombre del mar. Pronto se amontonan, cada una por su cuenta queriendo ganar su propia lucha, inadvertidas de que al volver son tantas las olas vencidas que el mismísimo océano debe retroceder. Sobre este momento de calma, el impetuoso cuerpo de agua respira sólo una vez; a lo lejos se puede ver, una nueva ola comienza a nacer.
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