¿Es la marihuana adictiva?
Por miles de años, los humanos han hecho uso de infinidad de plantas y brebajes para entrar en estados alterados de consciencia. Ya sea por sus fines medicinales, psicotrópicos y hasta los religiosos, muchas sustancias han protagonizado la historia.
Entre ellas una que se destaca y que continúa siendo increíblemente popular en la actualidad de es el Cannabis sativa o marihuana, como comúnmente se la conoce. Esta planta herbácea tuvo sus orígenes en el Himalaya (Asia) pero en la actualidad se ha esparcido por todo el mundo.
Hay registros de que la misma llegó a ser usada en estas áreas en ritos religiosos y curativos hace más de 3.000 años a.C. Ahora, esta puede ser encontrada (de forma legal o no) en todas partes del mundo. De hecho, se ha convertido en la droga ilegal más utilizada en el planeta según lo declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Su popularización en la actualidad como una planta medicinal y como una droga recreativa inofensiva ha hecho que el uso de la misma de un gran salto. Una muestra de ello es que no solo las jóvenes generaciones la han adoptado, sino que, cada vez más, el público más adulto también incurre en su uso. Incluso, hemos sido capaces de presenciar cómo en algunas partes su utilización incluso ha llegado a legalizarse bajo ciertas condiciones.
Así afecta la marihuana nuestro organismo
El esparcimiento y accesibilidad de esta droga en la actualidad no son producto de una coincidencia. De hecho, ello se debe a la alta demanda que existe de la misma en el mundo. Pero, ¿por qué?
En algunos casos, como lo hemos dicho, se puede contar con los efectos medicinales de la marihuana por la presencia del cannabinol (CBN) que cuenta con propiedades antinflamatorias, anti-psicotrópicas y relajantes que pueden ayudar a tratar distintas condiciones y a lidiar con el dolor que algunas pueden producir.
Sin embargo, este no se trata del único componente que posee la marihuana. En contraposición a los beneficios que puede presentar el CBN, nos encontramos con el tetrahidrocannabinol (THC).
Este compuesto está presente en pocas cantidades en la marihuana cultivada naturalmente (tan solo un 3% aproximadamente) pero es responsable de los efectos psicotrópicos que puede tener esta droga.
Es gracias al THC que los individuos que la consumen presentan periodos de euforia y casi alucinaciones que los disocian de la realidad. Y, por lo general, es este efecto el que buscan aquellos que utilizan el cannabis por recreación o como modo de evadir la realidad.
¿Es la marihuana adictiva?
En este sentido, como el uso de la misma ha aumentado, también ha sido más fácil notar que han comenzado a presentarse problemas con la adicción a este compuesto. Por un lado, aún existe un debate abierto con respecto a si esto es siquiera posible. Sin embargo, las pruebas parecen confirmar con cada vez más insistencia que esta droga en efecto puede ser generadora de una adicción.
Mucho de esto ha podido notarse gracias a variadas investigaciones que se han realizado al respecto a lo largo de los años. En la publicación, Addiction Lives: Wayne Hall de la revista Addiction, el investigador y científico, Wayne Hall, nos da un recorrido por 20 de los más reconocidos trabajos realizados en los últimos años.
Con ellos podemos tener un panorama mucho más completo con respecto a la marihuana y todo lo que puede hacer en nuestro organismo. Gracias a estos, queda claro que el debate no debería manejarse en torno a si una persona puede o no desarrollar una adicción, sino qué tan probable es que lo haga y qué tan fuertes podrían ser las consecuencias de la misma.
¿Qué hace que la marihuana sea adictiva?
Según las investigaciones realizadas, existen varias teorías que apuntan a los posibles responsables de que la marihuana sea adictiva. Uno de los primeros y de los más notorios en la actualidad se trata del THC antes mencionado.
En décadas pasadas, como lo hemos dicho, el mismo solo se encontraba en bajas condiciones en el producto (3%). Ahora que se han hecho modificaciones en el mismo, depurado cepas y modificado sus componentes, la marihuana ha logrado llegar a tener este elemento en concentraciones de entre 50 y 80%.
Debido a ello, los efectos de la misma son más fuertes y más rápidos, lo que hace que el cuerpo genere tolerancia a una velocidad acelerada y requiera cada vez más cantidades de la misma para poder percibir los mismos efectos que al principio. Sin embargo, aunque se trata de una fuerte teoría, no se ha visto una relación sustancial entre el aumento de la concentración del THC con la cantidad de personas que se han hecho adictas a la droga.
Por lo que, por los momentos se trata de una teoría que no cuenta con el suficiente respaldo para ser aceptada. Por otro lado, otra en la que se presenta la contraparte más beneficiosa del cannabis, el cannabinol (CBN), parece tener un poco más de bases.
Gracias a diversos estudios, se sabe que el cannabinol no solo está contenido en esta planta, sino que se trata de un compuesto que también es generado naturalmente en bajas cantidades en nuestro organismo.
Por ende, cuando se consume cannabis en exceso el cuerpo naturalmente deja de producir CBN ya que hay una fuente externa constante que lo provee. De allí que, cuando entonces el individuo intente dejar de consumirla, tanto su organismo como su mente comiencen a hacer presión para que vuelva a ella. Puesto que, para ese punto ya no está generando este compuesto, pero aún lo necesita.
¿Quiénes son más propensos a volverse adictos?
Según la mayor cantidad de los estudios, el porcentaje de adicción a la marihuana, sin importar la concentración de THC que tenga, oscila entre el 9 y el 10%. Por lo que, podemos ver que cuenta con una capacidad de incidencia, afortunadamente, bastante reducida.
Sin embargo, ello no implica que no pueda ser dañina, de hecho, la misma puede llegar a ser verdaderamente perjudicial, sobre todo en los consumidores más jóvenes. Variadas investigaciones han demostrado que la posibilidad de desarrollar una adicción a la marihuana se vuelve mayor en adolescentes menores de 18 años, teniendo estos un 15% de probabilidad.
Mucho de ello se debe a que en esta etapa, el cerebro aún se encuentra en desarrollo y la marihuana lo afecta y modifica de una forma diferente a como interactúa con un cerebro adulto. Como una prueba de ello, solo es necesario ver cómo, sobre todo en adolescentes, el uso de la misma ha aumentado en los últimos años ya sea como un medio de recreación o simplemente por acción de la presión social de su entorno.
¿Cómo se diferencia a una persona dependiente de un adicto?
Hasta este punto, podemos ver que la adicción a la marihuana no se trata solo de una invención para esparcir el temor a la droga. De hecho, aunque solo se aplique a un pequeño porcentaje de los usuarios, esta droga puede llegar a ser muy adictiva.
Asimismo, también puede llegar a generar dependencia, que se trata de un paso previo a la adicción a la misma. En este momento, el individuo puede desarrollar tolerancia a la droga y presentar síntomas de abstinencia, pero no sufre consecuencias psicológicas ni cambios conductuales por parar el consumo de la misma.
Por otra parte, un adicto se encuentra en un punto en el que el detener el consumo de la marihuana produce fuertes reacciones psicológicas y corporales que, en general, ya requieren de atención médica especializada.
¿Qué consecuencias negativas tiene su consumo excesivo?
En todos los estudios quedó claro que los consumidores ocasionales o quienes solo probaron la droga una vez no se vieron afectados por la misma. No obstante, a medida que el consumo de la misma aumentaba en frecuencia y cantidad, era posible notar muchas más posibilidades de desarrollar una adicción.
Asimismo, el aumento en el uso de esta sustancia (ya sea fumándola o ingiriéndola) demostró ser capaz de tener efectos nocivos para la salud. Entre algunos ejemplos se puede mencionar que la misma ha demostrado poder aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares; sumado a ello, los derrames cerebrales también parecen ser más comunes en consumidores frecuentes de la droga.
Sumado a lo anterior, es claro que, si se hace presente una condición de adicción o dependencia a la marihuana la salud del individuo se encuentra más en peligro. Ya que, existen combinaciones de la mismas que pueden llegar a ser fatales. En efecto, esta posibilidad solo se presenta si se la mezcla con otros elementos. Aun así, tener una sobredosis de marihuana es posible, aunque no es mortal.
¿Es la marihuana menos adictiva que el alcohol y el cigarro?
Otra duda común que ha surgido alrededor del consumo de marihuana es si este puede llegar a causar más adicción que otras drogas ya legalizadas como el alcohol o la nicotina. Para poder tener una respuesta a esto, es necesario hacer una comparación entre los porcentajes de posibilidad de generar adicción de cada uno de estos elementos.
Al comenzar con la nicotina, vemos que la misma cuenta con un porcentaje de adicción de un 32% (mayor incluso que el de drogas ilegales altamente riesgosas como la heroína que cuenta con un 27%). Siguiendo a este par, nos encontramos más abajo al tabaco y al alcohol con un 15%.
Como se puede observar, entonces el 10% promedio de la marihuana se encuentra de último en esta lista de drogas adictivas. Asimismo, se nota que en adolescentes –la población más vulnerable– la probabilidad de adicción (15%) iguala pero no supera a la del alcohol.
Síntomas de la adicción a la marihuana
Como lo hemos dicho, si se es adicto a la marihuana, entonces se comenzarán a presentar los comportamientos comunes cuando el organismo es dependiente a alguna droga. En caso de que la adicción esté presente, lo más probable es que el individuo se vea envuelto en alguna de estas situaciones:
- Pasar más tiempo drogado que lúcido.
- Dejar de hacer otras actividades para poder consumir la droga.
- Necesitar cada vez más del producto porque se ha desarrollado tolerancia al mismo.
- Gastar más dinero en obtenerla y hasta dejar de comprar otras cosas para tener la cantidad suficiente.
- Intentar dejarla pero no ser capaz e incluso seguir incrementando la dosis.
Asimismo, en caso de que se esté intentando dejarla como se menciona en la última posibilidad, el individuo se verá enfrentado con un fuerte síndrome de abstinencia. Con el mismo, vendrán grandes cantidades de consecuencias psicológicas y fisiológicas. Entre ellas, algunas de las más reconocibles serían:
- Mal humor e irritabilidad.
- Falta de apetito.
- Dolor corporal.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Falta de ganas de socializar.
- Psicosis aguda (en los casos más graves).
- Síntomas esquizofrénicos (en los casos más graves).
Generalmente, todas estas señales comenzarían a manifestarse a los 2 o 4 días consecutivos de no consumir marihuana. Luego, sus efectos podrían permanecer en el organismo entre 1 y 2 semanas mientras este vuelve a intentar acostumbrarse a la falta del cannabis.
¿Cómo tratar la adicción a la marihuana?
El primer paso a tomar para poder tratar un problema como la adicción a cualquier cosa es el reconocimiento, y el caso de la marihuana no es la excepción. Para comenzar, los consumidores deben reconocer que existe un problema, que quieren resolverlo y pedir ayuda.
Desde allí, se deben trabajar tanto los flancos físicos como los psicológicos para lograr una recuperación completa. En primer lugar, si se trata de un caso muy grave con problemas psicológicos disociativos, es necesario recurrir a los centros de rehabilitación profesionales. Si se trata de un problema más leve, entonces la desintoxicación puede realizarse en casa con el apoyo de la familia y los amigos.
Sumado a ello, se pueden realizar terapias conductuales para incluir actitudes diarias que favorezcan al individuo y lo impulsen a dejar atrás el consumo. Como un complemento, se pueden trabajar con terapias cognitivas que busquen un resultado similar al trabajar con los pensamientos del individuo para hacerlos más positivos y orientados a dejar atrás la droga.
Asimismo, los grupos de apoyo pueden ser perfectos para que la persona comparta sus experiencias y sus logros y se sienta entendida, además de escuchada. Gracias a todo esto, poco a poco, la adicción a la marihuana podría ser dejada atrás. Ahora, hace falta que la ciencia investigue las posibles secuelas o consecuencias que pasar por algo así pueda dejar en las personas.
Referencia:
Addiction Lives: Wayne Hall: https://doi.org/10.1111/add.13965
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