Me encanta leerte, apreciado RubénDarío. En tus escritos encuentro mucho aprendizaje, tanto desde el punto de vista estilístico como desde el punto de vista humano. Si bien te comenté que la publicación era larga, también especifiqué que nada sobraba.
Estoy de acuerdo contigo en que la desigualdad, la injusticia persisten, azotan a los jóvenes y destruyen vidas, ante la mirada indolente de quienes deberían alzar la voz para detener los arrollamientos de los que se diferencian del común culturalmente aceptado.
Considero que los tabúes religioso-socio-culturales no sólo dañan a los diverso sexuales sino que abarcan a otros sectores minoritarios o simplemente a los más débiles.
La diversidad sexual aún está lejos de ser aceptada entre las mayorías. Pero ha habido grandes avances, desde tu niñez hasta el momento presente. Sólo resta esperar que la igualdad entre los distintos miembros de la sociedad sea un hecho y, posiciones francas, luchadoras y educativas como la tuya deben incidir positivamente en los cambios.
Un fraterno abrazo.