“1er Concurso de Cuentochip”

Después de tres años me levanté de cama sin el peso de sus mentiras, me miré en el espejo y ya los cuernos se habían ido. Decidí vivir ese día sin sentirme triste y le escribí a una amiga para vernos, tomarnos unas cervezas y fumarnos unas buenas carcajadas. Cuando ya estaba lista para salir, recibí una llamada de ella, (sí, de quién me puso los cuernos y me mintió innumerables veces). Me preguntó si quería comprar un poco de la hierba de la felicidad, y pues, como nadie más que yo conocía en ese momento tenía a la venta, le dije que sí. Obviamente una parte de mí sólo quería verla y escucharla. Desde esa llamada mi memoria sólo empezó a recordar todo lo positivo que viví con ella; su complicidad, entendimiento, su risa, sus pecas, sus hechizantes ojos.

Salí de casa a reunirme con mi amiga y yo sólo pensaba en ella. Decidimos ir a un restaurante chino para tomarnos las cervezas, cuando iba por la mitad de una ella llamó para decirme que ya iba en camino. Terminé mi cerveza y salí de aquel lugar a fumarme un cigarro y a esperar que ella llegara, mientras tanto mi amiga se quedó adentro pidiendo dos cervezas más.

Llegó. Me miró como de costumbre, sólo que esta vez tenía unas ojeras inmensas y una profunda tristeza en su rostro, algo no común en ella. Me dio lo que le había pedido y justo en ese momento mi amiga sale del restaurante con las cervezas y me da la mía. En ese momento me percaté de que ella y mi amiga no se habían conocido nunca, las presenté y por primera vez vi en ella una mirada que no había visto nunca, estaba celosa, no lo podía creer, ella nunca me celaba. Sentí cómo el saldo de fracasos en su vida había aumentado y la vi a ella sentir eso. Una parte de mí no sabía qué hacer y la otra estaba feliz. No tardó en despedirse. Mi amiga me dijo que se veía triste y no le di mayor importancia. Yo debía continuar fuerte y firme con mi decisión. Estar con ella me estaba matando poco a poco.
Una semana después, comienza la mayor pesadilla que he vivido en mis 23 años.

Era una mañana cualquiera y yo dormía como de costumbre. Mi mamá toca mi puerta desesperadamente, la abre y me dice que me vista rápido porque Daniela tuvo un accidente. Yo no entendía qué estaba sucediendo, yo no quería estar con ella amorosamente, pero tampoco quería que algo malo le pasara. Al parecer ella se había quemado, no entendía cómo, ni dónde; mi mente era una cueva llena de preguntas sin respuestas.

Llegamos. Ella ya no era lo que alguna vez fue, quemaduras de segundo y tercer grado en todo el cuerpo. La trasladaron 2 veces. 9 días de distorsión sin dormir y llorar las 24 horas del día.

Me encontraba en Caracas, la capital de mi país, me estaba quedando en el hospital donde la trasladaron la última vez y otras veces en una casa de su familia.

Finalmente me dieron la oportunidad de entrar a cuidados intensivos para poder verla, las enfermeras me dieron permiso de colocarle una canción: Gravity de John Mayer. Le pedí perdón y la perdoné, le hice saber que todos sus amigos y familiares querían verla bien mientras un tubo succionaba su alma. Ese día lloré como nunca había llorado en mi vida.

El 7mo día decido ir a mi casa, ya la sensación de estar allí se estaba volviendo muy pesada, comencé a tener problemas con su familia y mi hermano me aconsejó que me fuera a la casa. Mis amigos fueron a darme apoyo y de regreso me vine con ellos.

Dos días después, a las 5:00am, recibí una llamada de su mamá. No quería atender, ya sabía para qué era, no quería escuchar esas palabras. Repicó varias veces y atendí.

Nunca imaginé que así sería la última vez que la viese, triste y celosa.

Su sonrisa y sus ojos viven dentro de mí y allí estarán siempre.

-Karen.

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Fotos de mi autoría.

https://steemit.com/spanish/@joseph1956/convocatoria-al-1er-concurso-de-cuentochip

Sort:  

Me gusto la historia, es intensa y atrapa.
Esa sensación de... no saber que ese sería el último momento en hablar con esa persona.
Esa sensación tan cotidiana y de repente... saber que no podrá darse de nuevo.
Esa sensación de sentir que en realidad el canal de comunicación sigue abierto pero no es posible intercambiar palabras.
El hecho de seguir hablando (aunque está vez sin respuesta) con esa persona a diario.
Gracias por compartir tu texto.

Muchas gracias a ti por tomarte tu tiempo para leerlo. Y sí, he aprendido que la vida es así: hoy estamos y mañana no sabemos. Su alma vivirá siempre en mí. Saludos!

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