50 SOMBRAS DE GRAY AL REVES - CONCURSO DE HISTORIAS CREATIVAS
Cuando llegué a casa de Christian Grey para la entrevista, lo conseguí tan atractivo que evidentemente nadie más calificaría para ello. Me hizo pasar adelante y me senté frente a él. Lo miré fijamente mientras le realizaba algunas preguntas para saber sobre como había logrado amasar una fortuna tan grande como la que poseía, siendo un hombre tan joven.
Fue evidente para Christian que mi mirada examinadora quería descubrir mucho más. Lo sentí tan tímido; incapaz de mantenerse firme mientras lo observaba de manera seductora. Y al terminar la entrevista supe que se abrirían las puertas a una historia que recién comenzaba.
Al día siguiente aquel chico alto, delgado y ojos grises brillantes, no podía salir de mi cabeza. Y quise ser evidente en mi afán de conquistarlo. Curiosamente llegó a mi puesto de trabajo realizando compras, y yo dejé a la vista algunos artículos que traía en mi cartera, como ataduras de cables y cuerdas; que dejaban una pequeña franja a la imaginación.
Entre mis ocupaciones de un lado a otro, y en medio de una sesión de fotografía lo invité a un café. Durante aquella tarde yo dejaba colar ciertas frases que a él le resultaban incomodas. Dejaba ver mis piernas coquetamente, una atrevida posición por allá. Y horas después le hice llegar la versión censurada de "Tess, la de los d'Urberville", lo cual lo dejó muy aturdido y sin entender lo que yo exactamente quería. Confieso que fui preparando el terreno para lo que llegaría después como una estampida de pasión, lujuria y deseo...
A los pocos días de aquella primera entrevista la inocencia de aquel joven ya estaba entre mis manos. Durante una noche de copas con sus amigos me realizo una llamada. Christian notoriamente tomado y algo descontrolado, quiso que pasara por él aquella noche, y a la mañana siguiente despertamos en su cama de hotel. Sorprendido, nervioso y desconcertado hizo un par de preguntas. Pero yo solo tenia una propuesta en mente.
Firmemente le deje saber mis fuertes deseos de tener sexo con él. Pero no sería cuestión de romanticismo, sino más bien un asunto de compromiso carnal donde habría una formalidad previamente firmada. Era obvio que Chistian no había estado nunca antes en una posición como esa. Él sentía que no tenía el control.
Notoriamente interesado, Chistian me hace una invitación donde volaríamos en su helicóptero Charlie Tango que él mismo piloteaba. Una vez en su apartamento de Seattle, yo terminé siendo mucho más directa con mi propuesta. No solo llevé los papeles de compromiso a la confidencialidad, dominación y sumisión que quería que firmara antes de iniciar aquella relacion sexual, sino que saqué de mi bolso de mano mis juguetes con los que prometia una gran velada. Esa misma noche y a la mañana siguiente tuvimos sexo.
Chistian Grey me confesó aquella mañana que su madre daba por sentado que él era homosexual, porque nunca lo había visto con una mujer. Creo que comenzó a verme como una opción para acabar con aquella falsa impresión que tenía su madre. Me regaló un ordenador portátil para que los dos pudiéramos comunicarnos a través de correos electrónicos, y un moderno teléfono celular. Y aunque un poco renuente a mantener una relación exclusivamente sexual, nuestros encuentros se hicieron cada vez más frecuentes y quedaba muy claro que dentro de aquellas cuatro paredes el sexo débil era Chistian y no yo. Una sexualidad sadomasoquista se ponía en practica entre su cuerpo y el mío. Y era su cuerpo el que atado parecía pasar por el dolor y el placer sin ní siquiera poder comprender la linia tan fragil que los dividia. Era víctima de mis castigos y aún así estábamos en el juego de la seducción.
Me tenía confundía porque a pesar de nuestra dinámica, él seguía dándome regalos esplendidos y hasta me llevó a conocer a su familia. Pero la tensión entre nosotros crecía cada vez más, pues no estaba conforme con mi falta de tacto, mi falta de romantisismo y mi poco compromiso a intentar algo más serio. Hasta que un día Chistian me hace una petición un tanto inesperada. Quería saber que tan extrema o hasta donde podría llegar nuestra relación sadomasoquistas y me pidió que lo castigara. Y entre lujuria y placer lo golpee con un cinturón hasta dejar marcas en casi todo su cuerpo. Fue sumamente excitante. Luego de ese momento no volví a verme con Chistian Grey. Ignoró mis llamadas y evadía mi presencia. Me quedó muy claro que ese mismo día nuestro juego fatal había terminado.
PARA PARTICIPAR PINCHAR AQUI - CONCURSO DE HISTORIAS CREATIVAS