Utopías y contradicciones del humanismo marxista: la alienación
En la Europa de la época de Carlos Marx, aún se desarrollaban conceptos e ideologías referentes al humanismo. Sin ánimos de señalar dicha corriente filosófica como una promotora del socio-comunismo marxista, cabe señalar que sus postulados fueron, contradictoriamente, el motivo del desarrollo del pensamiento de Marx. Pues, el materialismo histórico de Marx estuvo influenciada por el pensamiento dialéctico revolucionario de Friedrich Hegel, quien estuvo influenciado por la filosofía del humanismo.
Uno de los términos en los cuales se fundamenta el desarrollo del pensamiento marxista es el de alienación, el cual de forma literal hace referencia a la acción de limitar, mientras que connotadamente, dentro de ciertos paradigmas filosóficos, se entiende como un proceso de transformación de la conciencia. Dentro del humanismo marxista, el concepto de la alienación deriva de la combinación de pensamientos de Hegel y Feuerbach.
Libros sobre la teoría marxista
Hegel, proporcionó un sentido positivista al término de la alienación, mientras que Feuebach, este concepto lo enfocó desde una perspectiva negativa, haciendo énfasis sobre la promoción de la deshumanización o negación del ser humano que representa en sí hasta lograr la creación de un ser sobrehumano llamado Dios.
La propuesta humanista marxista
Carlos Marx combinó ambas ideas, y le proporcionó un sentido ajustado a sus convicciones. Mientras que Hegel afirmaba a la idea como sujeto de la alienación, Marx planteaba al hombre concreto como sujeto de dicha acción. De esta forma, el marxismo fomentó la alienación como una consecuencia dañina e histórica que deriva de una determinada estructuración social y económica.
Al combinar ambas ideas, Marx logró persuadir a los receptores de su mensaje, extendiendo el concepto y el sentido del término en cuestión a la gama de actividades que realiza el ser humano, proponiéndolo como un elemento determinante de la vida económica de este último, es decir, la producción de bienes para la satisfacción de sus necesidades: el trabajo.
Imagen de Carlos Marx
Sin embargo, esta propuesta de Marx contra la idea de la alienación, guarda una significativa utopía al constituir el manifiesto comunista. Porque, según este manifiesto, el comunismo para cumplir sus objetivos debe trastornar el equilibrio económico de la nación para lograr la liquidación del pensamiento capitalista, pero resguardando en todo momento los bienes necesarios para sus seguidores. Es decir, las necesidades de la población dependerán del Estado, mientras se descalabra negativamente la economía.
Esta idea no representa una liberación. El pensamiento de Marx en el manifiesto comunista, implícitamente, plantea una nueva alienación, es decir, confiere la liberación de una determinada estructura para someterse a otra con diferente filosofía y praxis. En otras palabras, el ser humano pasa de un modelo de Estado a otro, lo cual es contradictorio dentro del comunismo, puesto que al hombre liberarse del sistema y asumir la producción de sus necesidades, la figura de Estado, consecuentemente, debería desaparecer. Esto, evidencia que el humanismo marxista encierra una gran contradicción y significativa utopía.
Una cuestión de cuidado
Lo expuesto, debe servir de reflexión para los pueblos. Pues, ancestralmente el mundo vive presentaciones mesiánicas, y los representantes de la filosofía marxista no están exentos de realizar este tipo de manifestaciones. Actualmente, existen naciones que han salido de un modelo filosófico humanista de Estado, pasando al modelo del humanismo marxista, lo cual les ha traído resultados bochornosos.
Iconos del comunismo