Relatos intrahospitalarios: ¡Fuego en la emergencia!
Aun cuando cada servicio atiende cierto tipo de entidades en específico nunca sabes que puede llegar a sala de emergencias. Ese jueves teníamos lo típico de un servicio de medicina interna: dos neumonías, un síndrome coronario agudo, tres hemorragias subaracnoideas y una posible tuberculosis entre algunas otras cosas más.
El día estuvo bastante movido, y a eso de las 8 de la noche era mi turno nuevamente por hacer un ingreso así que subí para buscar más hojas. Llamó mi atención un olor a cable quemado que perfumaba buena parte del pasillo, sin embargo era la hora de esterilizar los equipos así que supuse que se les había ido la mano.
Al bajar, noté que comenzaba lo que suelo llamar "la oleada" una parte de la guardia en la que los pacientes se multiplican o se complican con el pasar de los minutos, que suele durar menos de una hora pero de la que se salva solo quien puede. Esta vez la oleada trajo consigo a Carmela, una anciana de 72 años diabética con un desequilibrio hidroelectrolítico importante y una larga lista de antecedentes que estaba describiendo a la perfección en el momento en que comenzó a entrar el humo por todas partes.
La sala estaba llena de pacientes, dos de ellos estaban conectados a oxígeno fijo y monitor, y cuatro más incluyendo a Carmela debían ser movilizados lo menos posible por la gravedad del cuadro. Luego de abrir todas las ventanas que encontramos empezamos a sacar a los pacientes del hospital, algunos salieron caminando, otros en las pocas sillas de ruedas que habían pero el humo era cada vez más intenso como para trabajar con calma y tuvimos incluso que cargar personas para sacarlos más rápido.
Todo esto pasó en plena oleada y como era de esperarse uno de los pacientes que estaba más delicado se descompensó por lo que mientras ayudábamos a sacar personas por un lado un grupo se quedó reanimándolo y asegurándose de vigilar que los demás estuvieran estables por otro.
El incendio ocurrió en un área relativamente apartada del resto de los ambientes y cerca de la emergencia, por lo que la distancia recorrida para sacar a la gente no era tan grande y del otro lado del hospital no tenían idea de lo que estaba pasando. Por otra parte, el humo salía del cuarto de residentes frente al área de quirófano lo que también podía representar riesgo.
Finalmente llegaron los bomberos, tal vez no tardaron mucho pero la adrenalina hizo que nos diera tiempo de todo. Entraron al lugar y encontraron la causa: Un cable suelto hizo arder el viejo aire acondicionado del cuarto, afortunadamente por esos días y tratando de prevenir algo peor habían cambiado de lugar las camas que estaban debajo por lo que los colchones no se sumaron al desastre.
Además de que todo el espacio y nuestras cosas quedaron ahumados no hubo nada que lamentar, los pacientes se mantuvieron estabilizados, en quirófano y otras áreas no se dieron por enterados de lo que estaba pasando, y no llegó ninguna emergencia mientras estábamos resolviendo. En las próximas estuvieron limpiando el lugar y poco a poco pudimos regresar a los pacientes a su sala para continuar con nuestro trabajo como si nada hubiera pasado, de cierta forma deberíamos estar acostumbrados
El caos es cosa de cualquier día en la oficina.
Fotografías personales del autor.
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Saludos, "eramos muchos y pario la abuela" con el incendio.
¡Totalmente! jajajajaja... Bienvenido