Frankenstein | Un monstruo incomprendido | Aproximación a la obra |Parte I

in #cervantes7 years ago (edited)

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Ginebra, 12 de mayo de 17…

Una tarde cálida y agradable en la ciudad de Planpalais, Alphonse Frankenstein había decidido salir a dar un paseo con sus hijos menores y su hija adoptiva mayor, Elizabeth, a quien había criado como si fuese su propia sangre desde la más tierna infancia y creciera felizmente junto a Víctor su hijo mayor, antes de que éste se marchase a Ingolstad a estudiar las ciencias naturales con la promesa de que al culminar su educación regresase para consagrarse en sagrado matrimonio con ella.

Desde la partida de Víctor a Alemania, poco después de ver morir a su madre víctima de una terrible fiebre escarlata, Elizabeth asumió el cuidado de su anciano padre y de sus dos hermanastros menores, Ernest y William Frankenstein.

Habían pasado meses sin que Víctor enviara una sola carta a la familia, y lo único que éstos sabían era que estaba trabajando en un experimento que requería en todo lo posible su tiempo y que revolucionaría las ciencias y todo lo que se creía hasta entonces. Preocupados por la salud de Víctor y del prolongado tiempo sin escribir de vuelta, decidieron dar un paseo para calmar sus angustias y distraerse de cualquier negatividad que los pudiera embargar.

Ese día pasaron largas horas contemplando la espesura de los bosques y bordeando sus numerosos lagos mientras bronceaban sus pálidas pieles a la luz del sol, sin tener la menor idea de que esa sería la última vez que verían jugar al pequeño William.

Ambos jugaron y se corretearon con el mayor júbilo que pudiera tener un adolescente y un niño al disfrutar de las libertades y bellezas que les brindaban tan apacibles provincias; Y justo cuando comenzaba a atardecer y era hora de volver a casa, William y Ernest se adelantaron a Elizabeth y a Alphonse reacios a regresar tan pronto y pretendiendo, con lo que se demoraran su padre y su hermanastra en alcanzarlos, disponer de tiempo suficiente para jugar un rato más antes de que les sobreviniera la noche.

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William corrió de Ernest como un animal silvestre hasta perderse de su vista, y escondido detrás de unos troncos, esperó ansioso a que en algún momento Ernest lo encontrara o se perdiera lo suficiente buscándolo en la dirección equivocada como para darle un susto sin que lo viera venir, pero inesperado fue la sombra que pasó veloz detrás del pequeño William y fundió su deforme figura entre los árboles que se confundían con la noche que había caído ya, el infante retrocedió tremulosamente y preguntó.

— ¡Ernest, hermano mío, eres tú quién se esconde? —Dijo acobardado.

Pero nada de lo que se escondía en aquella oscuridad se asemejaba a su hermano, una voz como de ultratumba fuera de este mundo respondió.

¡Frankenstein! —Iracundo.

Y aquella criatura de proporciones gigantescas salió de su escondrijo y se abalanzó sobre el niño con sus cruentas manos, sosteniéndolo hasta dejarle sin aliento y apagar el brillo de sus ojos para siempre. La criatura vio en la lejanía entre los árboles la débil luz de una antorcha que se acercaba, escuchó voces exclamar el nombre del niño al que le acababa de despojar de por vida los días de juego y de verano. La criatura tomaría una prenda del niño e iría hacia las voces que buscaban al joven William, sonriendo con una mezcla entre satisfacción y tristeza.

El cuerpo de William no sería encontrado sino hasta el próximo día al amanecer, tendido sin vida en el suelo, con la más terrible expresión de terror sobre su rostro y con los dedos marcados de su infame asesino sobre su flácido cuello.

La criatura observaba satisfecha la desgracia de la familia, escondido entre los árboles con una mirada de completo odio que profesaba apenas el comienzo de una venganza que tenía como único objeto hacer sufrir al hombre más ruin después de ésta criatura sobre la faz de la tierra… Víctor Frankenstein.


Lo que acaban de leer es la adaptación que hice de una de las cartas que le envía Alphonse Frankenstein a su hijo Víctor cuando hace de su conocimiento el brutal asesinato de su hermano, esto no es el comienzo del libro, y el abordaje de éste acontecimiento se realiza desde un punto de vista completamente diferente en la novela original, pero me parece que es un excelente punto para partir en el desgranaje de ésta fascinante novela gótica de ciencia ficción que este 2018 cumple doscientos años de su publicación, y que ha pasado a la historia como un ejemplar destacable de la literatura universal que inspiraría a otras numerosas obras en la literatura, el cine, los comics y los videojuegos.

Pero antes de sumergirnos en esta trepidante historia llena de angustia, misterio, drama y crisis existenciales, conozcamos brevemente a la autora para comprender un poco mejor aquellas ideas que la inspiraron a conceptualizar a uno de los monstruos más emblemáticos de todos los tiempos.


Mary Shelley

Cómo concibió al monstruo

Mary Wollstonecraft Godwin nace el 30 de agosto de 1797 en Londres en el seno de una pareja radicalista de escritores, el político y filósofo William Godwin y la también filósofa y mayor representante activista feminista de la época, de la cual sería bautizada con el mismo nombre, la escritora Mary Wollstonecraft; quien moriría a causa de una infección a los diez días de darla a luz.

Retrato de Mary Shelley por Richard
Rothwell, exhibido en la Royal Academy en 1840.​

Pese a no haber conocido nunca a su madre, la tuvo presente durante toda su vida a través de la memoria de su padre y de los libros que la escritora dejó en vida, que por supuesto formaban parte de la biblioteca de William Godwin y eran además de las historias fantásticas y de terror, una de las lecturas a las que Mary recurría a menudo en lo que solía ser su lugar favorito para meditar, la tumba de su madre detrás de la vieja iglesia de St Pancras a poco de donde vivía.

Es importante reconocer la presencia y las relaciones con sus padres ya que de ellos Mary Shelley conformaría los ideales que se verían reflejados en su trabajo como escritora y en la filosofía que planteara.

A los diecisiete años sería enviada a Escocia a casa de los Baxter, un amigo político de Godwin, que la recibiría gustosamente con la intención de educar a Mary en cuanto fuese posible en cuestiones de política y filosofía, además de suponer un retiro para que Mary pudiera dedicarse plenamente a la escritura.

Percy Bysshe Shelley, retratado por Alfred Clint (1819).

Tras volver a Londres a la casa de su padre se encontraría al Poeta y también activista radical Percy Bysshe Shelley de 21 años como aliado de Godwin, al que habría conocido brevemente durante su viaje a Escocia y del que quedaría tan perdidamente enamorada como para marcharse con él tomando su apellido, a pesar de que Shelley estuviera casado con otra mujer para entonces. Este acontecimiento enemistó las relaciones entre P.Shelley y W.Godwin.

Percy Shelley y Mary Godwin durante sus primeros meses en pareja enfrentaron numerosas dificultades, desde una constante persecución de deudas económicas por los acreedores, hasta el rechazo social por lo que representaba la unión de ellos, pero sin lugar a dudas uno de los acontecimientos que más penas embargó a la pareja fue la muerte prematura de Clara, su primera hija con Shelley. Mary había escrito en uno de sus diarios en una de las madrugadas en las que el luto le privaba del sueño que “Solía soñar con ella, con que la tenía en mis brazos y encendíamos un fuego, y que el calor de las llamas le devolvía a la vida”.

¿Esto les recuerda a algo? Pues bien Mary no era sólo para su edad una adolescente bien letrada en cuestiones como la política, la filosofía y la literatura, sino que también había estudiado el latín durante su infancia y su padre la incentivaría a leer los númerosos mitos de la antigua Grecia; Así es, estoy hablando de Prometeo, el titán que le robó el fuego a los dioses para darle luz a la humanidad. Pero de aquí no nació el mítico monstruo, al menos no del todo.

Fue de hecho durante el verano de 1816 en Ginebra cuando el Poeta Lord Byron, gran amigo de Percy Shelley, los invitó a ambos a pasar las vacaciones de verano con él y su médico y secretario John W. Polidori. Un verano que se vio azotado por torrenciales diluvios y tempestades que obligaron al grupo a permanecer largos días sin poder salir de la residencia. Fue entonces cuando Byron propuso entre los presentes, a fin de recrearse durante su encierro, que cada quien escribiera una historia de terror.

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Giovanni Aldini reanimando un cadáver con electricidad, precursor del galvanismo.

Mary Shelley solía escuchar con fascinación los relatos de Polidori acerca de los más recientes descubrimientos y los experimentos sobre el El Galvanismo –Llámese la reanimación de cadáveres mediante el uso de electricidad— de Erasmus Darwin, abuelo paterno del mismísimo Charles Darwin. Es entonces, durante una noche tormentosa en la que sumida por la depresión, la pérdida, una recién descubierta fascinación por las ciencias y la vieja historia del mítico titán esclarecieron durante uno de los sueños de Mary Shelley lo que pasaría a la posteridad como el primer bosquejo de un personaje extraordinario.


Jugando a ser dios

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Frankenstein o el moderno Prometeo nos cuenta cómo Víctor Frankenstein, un habilidoso estudiante de medicina obsesionado con la idea de erradicar del cuerpo humano toda falencia que impida la prolongación de la vida como lo pueden ser las enfermedades, la vejez y la misma muerte desentrañando el secreto de la creación, por lo que se entrega devotamente al campo de la alquimia con el fin de descubrir en ella la fórmula capaz de reanimar a los muertos y otorgarles una vida infranqueable.

Preso de sus pasiones, se abandona por completo a fin de terminar su experimento, hecho que va deteriorando su salud física y que lo agota mentalmente. Aún así decidido a proseguir irrumpe en cementerios en búsqueda de miembros humanos para construir a su coloso; aquella criatura tenía que ser la perfección del hombre, que superara toda adversidad natural contando con mayor resistencia que el humano promedio, duplicando su fuerza y capacidad de sobrevivir con menos alimentos. Tenía que medir alrededor de dos metros y medio y ser inmune a toda vulnerabilidad que acabase con la vida del hombre, a excepción de la muerte violenta. Fue entonces cuando de un chispazo como quien fuera un dios, el Doctor Frankenstein le otorgó la vida al engendro.

¿Dioses, para qué? Toda religión se había tornado obsoleta ante tan victorioso acontecimiento. La criatura rompió sus ataduras y se izó con fiereza mientras gemía monstruosamente, la fascinación de Frankenstein rápidamente se transformó en horror, y aquél adefesio de piel amarillenta translúcida, cabellos negros y sueltos lo miró con unos ojos blanqueados e inyectados de pura maldad. El Doctor Frankenstein huyó despavorido de su laboratorio pero cayó inconsciente envuelto en un completo pánico antes de lograr siquiera cruzar el umbral de la puerta.

Y cuando despertó, el monstruo ya no estaba allí…

Frankenstein caería enfermo de una terrible fiebre producto de la neurosis por haberle otorgado la vida a semejante abominación, tardaría muchos meses en lograr recomponerse, pero toda esperanza de recuperar su vitalidad acaban con el fatídico anuncio de la muerte de su más preciado hermano, el pequeño William, sólo él sabe quién es el asesino y la responsabilidad le cae como pesa sobre sus hombros, por lo que se decide a darle caza al monstruo antes de que continúe propagando su ola de terror.


Personajes

En este apartado me dedicaré sólo al breve recorrido de los tres personajes principales de la novela ya que no quisiera arruinar la experiencia de que lo descubran por su cuenta, hay muchísimos más personajes en la obra, cada uno con una crucial importancia y una profundidad increíble de explorar de la que no se pueden perder.

Robert Walton

“La vida o la muerte de un hombre no es más que un módico precio cuando se trata de lograr los conocimientos, la sabiduría que quiero alcanzar para poder transmitirla a la posteridad y favorecer con ello al género humano”

R. Walton es nuestro primer narrador, es de hecho, a través de él y de las cartas que le envía constantemente a su hermana en Inglaterra que conocemos la historia de Frankenstein.

Walton es un hombre deseoso de conocimiento y éxito que se embarca hacia el polo norte con una pequeña tripulación, la ilusión de convertirse en marinero y hallar en lugares inexplorados por el hombre un descubrimiento que pase a la historia y lo glorifique. Este personaje le escribe a su hermana el irremediable desconsuelo que encuentra en su tripulación y la necesidad de un amigo culto e inteligente que comparta sus proyectos o lo acompañe a meditar mientras le inestimable apoyo.

Walton comparte mucho con el científico, de hecho, son éstas peligrosas ambiciones de las que le advierte Frankenstein cuando es encontrado por el barco de Walton en un trozo que flotaba a la deriva, con Frankenstein casi al borde la muerte en un trineo jalado por perros del cual sólo uno ha sobrevivido. Frankenstein le relataría su trágica historia a Walton para hacerlo reflexionar acerca de los límites del conocimiento y las consecuencias que conllevan.

Víctor Frankenstein

"Quien no haya experimentado la seducción que la ciencia ejerce sobre una persona, jamás comprenderá su tiranía."

Un hombre obsesionado con la idea de hallar el secreto de la vida e igualarse con Dios al brindarle la llama de la existencia a su propia creación, un hombre creado por otro. Víctima de sus propios pecados se arrepiente de haber traído al mundo a un ser monstruoso y lo rechaza inmediatamente encomendándose a sí mismo la responsabilidad de destruir su creación antes de que pueda causar mayor mal.

Desafortunadamente el engendro escaparía de su laboratorio y saldría al mundo sólo para recibir el más ruin rechazo por parte la sociedad, crueldad que el monstruo le adjudica a su creador, y por lo que le jura la mayor venganza contra él y se desenvolvería en una ola de muerte y de desdicha que llevarían a Frankenstein al borde del suicidio.

A través del Doctor Frankenstein conoceremos el relato del Monstruo y todas las penas que éste experimentó mientras conocía el mundo.

Frankenstein establecería el arquetipo del Científico loco, del cual hablaré con más profundidad en la siguiente parte de éste post.

El monstruo

“¡Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir? ¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?”

Uno de los personajes más fascinantes de toda la historia es sin duda alguna el monstruo, que al contrario de lo que se conoce en la cultura popular, no se llama Frankenstein. El monstruo no tiene nombre en la novela y no se refieren a él más que como La criatura, engendro, adefesio y otros términos peyorativos. Y que a diferencia de lo que hemos visto en la historia durante tantas décadas, éste monstruo no es ningún estúpido ni mucho menos una suerte de zombi que balbucea y se desplaza con torpeza y con dificultad.

El monstruo de la novela es un ser consciente, que aprende con velocidad y desborda sensibilidad como cualquiera.

Es de hecho en el arco del Monstruo en donde se pone en cuestión la diversidad de temas morales y filosóficos que plantea la obra de Shelley, ya que como un ser engendrado por las manos del hombre y abandonado en el rechazo de una humanidad que lo aborrece y lo exilia a una inconmensurable soledad, difícilmente podía derivar en otra cosa que no fuera una incontenible fuerza articulada por el odio y la miseria.

La criatura sale al mundo como un niño asustado, y a medida que interactúa con las personas, huye, y cae en una casa en la que espía a una pequeña familia con la que aprende a hablar, a leer, escribir y a comprender las emociones humanas y su complejidad.

Pero ésta honda soledad que lo permea no hace más cuestionar constantemente su existencia y su papel en el mundo, los constantes maltratos, y el rechazo de su propio creador, el ser que le brindó la vida, lo arrastran inevitablemente a declarar una guerra contra la humanidad y a comenzar una venganza para acabar con su hacedor y hacerle pagar por traerlo al mundo sólo para sufrir los tratos más ruines del hombre.


Relación de Frankenstein y El Monstruo

Pudiéramos decir que la relación de éstos dos oscila entre el amor y el odio. Por una parte tenemos a Frankenstein que repudia por completo su creación y desea remediar sus pecados acabando con la criatura, y por el otro tenemos al engendro que a pesar del mal en el mundo se rehúsa a ser sepultada porque descubrió que como puede odiar intensamente, también es capaz de dar y recibir amor, ha conocido la vida y los placeres que ésta le puede brindar y por lo tanto se aferra a ella con la esperanza de conocer algún día la felicidad y ganar el reconocimiento de su hacedor.

En el primer encuentro desde su fuga del laboratorio, El Monstruo convence a Frankenstein con destacable elocuencia y oratoria para que escuche sus palabras y así comprenda, a través de su relato, el porqué de sus acciones y hacer del conocimiento del Doctor el fatal destino que le tocó afrontar desde que surgió de las tinieblas de la inexistencia aquella fatídica noche.

“Aprecio la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé.”

Frankenstein entre conmovido y asqueado rechaza contundentemente aquello que El Monstruo le pide para consolar su soledad, El Monstruo entonces proclama que si no puede hallar él entre la miseria del mundo el mínimo de felicidad, Frankenstein tampoco lo hará, y debe sufrir tanto como él lo ha hecho pues no puede jugar a ser dios tan impunemente sin responsabilizarse por las consecuencias de sus propias ambiciones. Inicia entonces una odisea llena de tragedia y sufrimiento que sólo puede terminar con la muerte de alguno de los dos.


“¿No he de odiar, pues, a quienes me aborrecen? No tendré contemplaciones con mis enemigos, soy desgraciado y ellos han de compartir mi desgracia.”


Narratología

Otro de los aspectos más increíbles de ésta novela es la estructuración de todas sus tramas, y es que Mary Shelley no sólo desbordaba una creatividad para crear historias fantásticas, sino que sabía muy bien cómo articularlas, y en este caso es uno de los mayores atractivos de la novela y una clara muestra de la habilidad literaria que poseía ésta adolescente.

Recordemos como mencioné anteriormente que el primer personaje de la novela es Walton, y que por medio de las cartas que le envía a su hermana es que conocemos todas éstas historias, hablemos un poco de ello.
Si sacamos un aspecto excepcional del género epistolar, es la de situarnos en el punto de vista más personal de un personaje, donde a través de su correspondencia privada podemos explorar sus emociones, pensamientos y el estado psicológico que transmite a través de su propia voz.

Desde nuestro lugar como lector tenemos una vista privilegiada de todos los acontecimientos, aunque la narración se establece por la naturaleza de su dramaturgia siempre en primera persona, nosotros tenemos la omnisciencia de pasearnos por el relato de cada uno de los personajes y manejar mucha más información de la que incluso ellos mismos manejan, lo que hace de la lectura una experiencia más encantadora.


La importancia del punto de vista

Viéndolo de ésta manera la estructura de la historia se asemeja muchísimo a las Matrioshka, éstas muñecas rusas en las que van una dentro de otra más pequeña y así sucesivamente, ya que del relato de Walton escuchamos la historia de Frankenstein, y del relato del científico conocemos al Monstuo y el mismo Monstruo nos relata dentro de su cuento la vida de una pequeña familia que conoce y así consecutivamente en una larga hilera de relatos que se desarrollan dentro de más relatos.


Dualidad moral

A través del Monstruo, del Doctor Frankenstein y los encuentros que éstos tienen hacemos éste ejercicio de reflexión que nos hace cuestionar tan insistente nuestra propia naturaleza. Mary Shelley era una adolescente que tenía muy claro las nociones del bien y del mal, esto se debe en gran medida a la educación de su padre William Godwin y el legado literario de su madre Mary Wollstonecraft, que con sus posturas políticas y filosóficas liberalistas - radicalistas creían fervientemente en la reformación de la sociedad a través de la razón pura y en dejar de lado la intervención de los gobiernos y el poderío de la iglesia y la imposición de leyes que sólo corrompían al individuo.

Godwin consideraba que dichas corrupciones estaban impregnadas en las condiciones sociales y que sólo cambiándolas desde la raíz y ejerciendo el autogobierno podía erradicarse el mal en los individuos. Para Godwin todo control del hombre por el hombre era intolerable y esto evidentemente se ve reflejado en la obra Mary Shelley en la dualidad del moderno Prometeo y su Monstruo.

Pero si algo más podemos rescatar de su formación política y filosófica durante la adolescencia es el siguiente pasaje de la obra El contrato social, de Jacques Rousseau. En la que cita lo siguiente:

“El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”

En esa frase el autor expresa que el ser humano al nacer no tiene una personalidad impresa y no puede considerársele individuo hasta que éste crezca y forme sus propios conceptos éticos y morales, y éste pensamiento está determinado precisamente por la sociedad que le rodea y las normas impuestas, por tanto, todo individuo nace “Bueno” y es corrompido por el sitio en el que se desarrolla ya que de allí adquiere sus principios y valores… ¿Un monstruo nace, o se hace?

“Yo era afectuoso y bueno; la desgracia me ha convertido en un demonio. Hazme nuevamente feliz y volveré a ser virtuoso.” – El monstruo a Frankenstein.


Teniendo esto en consideración es mucho más sencillo empatizar con El Monstruo y entender a plenitud que sus vilezas no son más que consecuencia de la intolerancia y la incomprensión de una sociedad, que horrorizada por su aspecto, fue incapaz de ver un poco más a fondo la sensibilidad y el intelecto que éste maltratado ser tenía para ofrecerles.


Legado de Shelley en la literatura

Mary Shelley nos dejó una obra que hoy, a doscientos años de su publicación nos recuerda una lucha por una igualdad de derechos en una época en las que les privaban de una educación formal por ser mujer, a no ser tomada en cuenta en decisiones importantes como lo eran los asuntos entorno a la política y la formación profesional, rompió los paradigmas que subestimaban su talento y la capacidad intelectual ciñéndola a costumbres mundanas y utilitarias que acaso debiera cumplir la señorita promedio de su sociedad, incluso tras haber publicado la novela a sus dieciocho años de edad no le fue reconocida su autoría inmediatamente y se negaron a imprimirla a menos de que fuera publicada como autor anónimo y fuera su esposo, Percy Shelley, el que escribiese el prólogo del mismo para que así fuese reconocido como el propio autor.

Afortunadamente tras su segunda impresión y gracias a las influencias de su padre, el nombre de Mary Shelley figuraría finalmente como autora de la novela y pasaría a la historia de la literatura como una de las escritoras más jóvenes y talentosas de todos los tiempos, con una obra que ha inspirado tantos otras relatos con personajes de ensueño y pesadilla, y cuya influencia en la cultura popular hasta el día de hoy permanece vigente.

¡Hemos llegado hasta aquí por esta ocasión!

Sé que a este punto algunos se estarán haciendo muchas preguntas al respecto y que probablemente toda idea que tenían sobre ésta historia se habrá venido abajo, si es así eso quiere decir que he hecho bien mi trabajo. Es por eso que la segunda parte estará dedicada a cómo éste fantástico personaje fue llevado al cine dándole lugar a nuevos personajes y consolidando el Frankenstein que todos conocemos a día de hoy.

¡Id por la sombra, y muchas gracias por leer!

Toda la redacción de éste artículo, incluyendo la adaptación del pasaje del libro son de mi autoría.
Las imágenes utilizadas en esta publicación son de dominio público.
Las citas empleadas pertenecen al libro: Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary W. Shelley & El contrato Social de Jacques Rousseau.

Sort:  

Buen trabajo, Rod.
Está tratado cada aspecto con mucha maestría, has prestado mucha atención a cada detalle de la novela, tanto interno como externo. Es posible hacerse una idea general de la misma gracias a la lectura de esta reseña.
No tengo duda de que será un gran puente entre la obra y muchos lectores.

¡Gracias Diego! Es un clásico imperdible, me alegra que te haya gustado.

Muy buen análisis desde un criterio diferente que transversa la novela clásica haciendo un relato del relato

La mejor manera de invitar a la lectura es echando el cuento.

¡Gracias!

Casualmente, hoy estoy terminando de leer el libro. Me llama mucho la atención que una novela tan famosa es más conocida por las películas e historias que surgieron a raíz de ella, que por el libro mismo.

Razón de más para aplaudir con mayor entusiasmo tu trabajo, que es sumamente completo.

¡Felicitaciones!

Cuando comencé a leer la novela me sorprendí también de lo mucho que se diferencia de las historias con las que había crecido.

Es por eso que planeo dedicar la segunda parte de este post a esa abismal diferencia que separa la historia y los personajes del libro a las distintas versiones llevadas a la gran pantalla y otros medios.

¡Muchas gracias por leer!

Jejeje, a mí me atrapó la misma introducción de la novela. Cuando empecé a ver la estructura de la misma, no entendía nada. Era una maravilla oculta...

Claro, me parece que es lógico parte del cambio que se le dió a la trama (fuera de la novela), porque al menos el desarrollo intelectual que tuvo el monstruo, él solito, era como difícil de explicar y justificar. Aunque la novela tenga "sus cosas" debería ser de lectura masiva, especialmente por el romanticismo y el lenguaje que emana de la forma de escribir de Mary Shelley.

Estaré esperando la segunda parte de tu post.
¡Éxitos!

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Es importante que indiques la fuente de cada una de ellas, si son propias, las páginas de donde las sacaste, etc. Inclusive las que son para uso gratuito requieren un enlace a la fuente original.

No basta con decir que son de dominio público.

Un abrazo.

Uy, gran detalle. Ya lo he corregido, muchas gracias Ylich. :)

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Muchas gracias, agradecido por su consideración. :)

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