Un largo trayecto- Capitulo V (Parte 1)
Un mes después de su turbulento arribo a la capital, su convicción de estar en la capital seguía intacta a pesar de las dificultades, pero tuvo pequeños logros, pudo encontrar trabajo en una pequeña lavandería, donde congenio muy bien con la dueña, la cual entendiendo su precaria situación le permitió dormir en el negocio mientras conseguía lugar donde vivir, así también tenía a alguien que le cuidara el local, menuda manera de matar dos pájaros de un tiro. Tras una quincena durmiendo en un intento de cama conformado por montones de sabanas apiladas y viviendo al día comiendo porquería barata de los mercados, su jefa al ver su obediente laboriosidad le consiguió un cuartucho en una vivienda apenas construida y perdida entre los cerros para que estuviese ella sola. A fin de cuentas, si bien comenzó negro, empezaba a vislumbrar los primeros rayos de luz.
Si bien María conservaba su jovialidad intacta, el sufrimiento la hizo considerablemente menos pendeja a la hora pensar, actuar y tomar decisiones, adquirió la habilidad de sentir la malicia de las personas y de poder utilizar las malas intenciones suyas de forma desapercibida, aunque lo hacía en raras ocasiones y de forma comedida de modo que no se empezara a formar una mala fama.
Un año después seguía donde mismo, en la misma lavandería y en el mismo cuartucho, pero con algo de dinero ahorrado y manteniendo a Doña Josefina contenta de su estabilidad. Pero ahora estaba enfrentando a un lobo que ni sospechó que existía, el estancamiento, tras algún breve pensar en las mañanas, en los ratos de trabajo y mientras dormía, llegó a la decisión de que parte de su salario iría destinado al festejo y a la parranda, para así aprovechar y conocer gente, y así hizo.
“Bar El Parrandón” “Club de Baile la Gallinita tuerta” y otros títulos rimbombantes tenían los sitios nocturnos que empezaron a ser frecuentados viernes y fines de semana por la joven María, que siempre se las arregló para que el hecho de no ser agraciada no fuese un impedimento para poder atraer a los hombres que le diese la soberana y regalada gana, a excepción de unos pocos que ya estaban celados por hembras agresivas.
El hecho se llevó a cabo a las 2:35 AM de aquella noche, una joven María entallada en un traje que se ajustaba a sus proporciones recibía gratis un shot de ron proporcionado por un distinguido caballero cuya principal carta de presentación eran unos ojos verdes y un cabello salvaje y despeinado, que resultaba entre la multitud masculina conformada por pieles bronce, pelo corto y ojos azabache, si bien el caballero también era cobrizo, su tono de piel transmitía una vibra fulgurante que lo hizo resaltar entre los demás a los ojos de María. Fue atracción mutua a primera vista.