La Caracas colonial
En la Caracas colonial, las vestimentas femeninas fueron el blanco de las censuras clericales, reviviendo aquellas ideas sobre la mujer como fuente de la mentira, el pecado y la tentación. Los Obispos escribían y pronunciaban encendidas exhortaciones sobre el recato, cuestionando que sus atuendos mostrasen brazos y dejasen pechos casi al descubierto. En 1806, uno de estos pastores, Francisco De Ibarra, escribió:
“Os prohibimos todo baile en el que haya tacto entre hombre y mujer o aún signo de ceremonia impura y a toda mujer de cualquier calidad y edad os mandamos que no salga en público con los brazos totalmente desnudos, que no descubra parte alguna de sus pechos y que no use de mantilla de red clara, estando en la inteligencia de que seréis responsables ante Dios del cumplimiento de estos preceptos de Vuestro legítimo Pastor”.