Vivimos en un mundo complejo, oscuro y a veces hipócrita.
El sistema ama el dinero, el dinero es el sistema, no parece ser más complejo que eso. El dinero ha decidido que naciones enteras fueran saqueadas y vilipendiadas (Irak, Afganistán, el Congo, la India, China, Vietnam, Yugoslavia, y un largo etceterá). En nombre del dinero las empresas tiran por las escaleras lo que sea.
Nos hemos quedado con esta humanidad superficial, hueca, cada vez más indiferente.
Empatía supone que en el dolor y en la tragedia nos conseguimos, y quizás no haya nada más humano, nada más necesario en estos días, la capacidad de sentir el sufrimiento del "otro", y la intención sincera de remediarlo. Quizás sea tiempo de jugársela por la vida, por el amor, y la tolerancia, por nuestras hermanas y hermanos, que son todos, sin distinción, sin privilegio, sin excepción.